Una mala imagen para la FIFA: la Copa de Rusia terminó en escándalo

Futbolistas del Lokomotiv y Ural se trenzaron a golpes de puño en pleno partido disputado en el flamante estadio mundialista de Sochi. 

La final de la Copa de Rusia entre Lokomotiv y Ural terminó en escu00e1ndalo.
La final de la Copa de Rusia entre Lokomotiv y Ural terminó en escu00e1ndalo.

Los incidentes ocurridos este martes en la final de la Copa de Rusia, disputada en el estadio Fisht de Sochi, pusieron en evidencia al país europeo ante la FIFA con vistas a la Copa Confederaciones y a la Copa Mundial en 2018.

Centenares de aficionados del Lokomotiv invadieron el terreno de juego después de que Ígor Denísov marcara el primer gol del encuentro y se lanzara a celebrarlo con el fondo donde se encontraban concentrados los aficionados de su equipo.

El cordón policial no pudo frenar el empuje de los seguidores del equipo moscovita, que entraron en el campo cuando aún faltaba un cuarto de hora para el final del encuentro.

Durante la vuelta olímpica y la ceremonia de entrega del trofeo los seguidores del campeón siguieron desafiando a la policía y accedieron al campo entre los olés de los aficionados en las gradas.

Periodistas rusos reconocieron que la organización del partido había sido una "catástrofe", ya que incluyó también el lanzamiento de bengalas, algo estrictamente prohibido en muchos estadios de Europa, aunque otros intentaron quitarle importancia al asunto.

Al escándalo contribuyeron los futbolistas, que se enzarzaron en una pelea callejera con puñetazos y patadas voladoras que estuvieron a punto de provocar una batalla campal en el descuento del partido y que le costó la expulsión por roja directa a cuatro jugadores.

La buena noticia fue el estadio, con un césped impoluto y capacidad para más de 40.000 espectadores, y que acogerá cuatro partidos de la fase previa y las semifinales de la Copa Confederaciones en junio, y otros tantos partidos y uno de los cuartos de final de la Copa Mundial dentro de un año.