Panorama político nacional: las opciones estratégicas de Macri y Cristina

El actual mandatario y la ex presidenta se preparan para las elecciones 2019.

Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner (Foto: web)
Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner (Foto: web)

De la estrategia política de la expresidenta Cristina Fernández suelen decirse dos cosas en apariencia contradictorias.

Se sostiene que será candidata y que esa condición la obliga a moderar su protagonismo, a abrirse a la interlocución con sectores sociales refractarios a sus propuestas, y a recomponer relaciones con referentes políticos, gremiales y empresarios a los que destrató como presidenta.

A esa Cristina le conviene que Macri concluya normalmente su mandato por dos razones: las encuestas dicen que tiene posibilidades de disputar las elecciones y que puede reasumir con las cuentas en orden, sin haber pagado el costo del ajuste. Es el relato del león herbívoro.

Y se dice al mismo tiempo de la expresidenta que su discurso continúa expresando posiciones extremas cuando reaparece. En instancias clave como la cumbre del Grupo de los 20. Que alienta por lo bajo las acciones destituyentes de sus seguidores más fanáticos y que promueve el final anticipado de Macri. Porque eso reivindicaría las gestiones kirchneristas y no expondría a la candidatura de Cristina al riesgo del peronismo dividido en un sistema con primarias abiertas, elección general y balotaje.

Cristina Kirchner (Foto: Eitan Abramovich/AFP)
Cristina Kirchner (Foto: Eitan Abramovich/AFP)

A esa otra Cristina no le desagradan las voces destempladas de los que convocan a una rebelión contra los recientes aumentos de tarifas. Violentas e intemperantes como las que protagonizaron los "chalecos amarillos" y los más prosaicos saqueadores de París. Es el relato del Instituto Patria devenido en Sierra Maestra.

En realidad, esos caminos no son todavía contradictorios. El primero cosecha el desgaste del segundo. El discurso podrá variar en el tono, pero no deja de ser siempre profecía autocumplida: inducir el derrumbe para justificar la redención del derrumbe.

Esa flexibilidad táctica de Cristina se acotará el año próximo, por la combinación de dos cronogramas: el electoral y el judicial. En marzo se definirá si María Eugenia Vidal desdobla la elección bonaerense para descolgar a los intendentes peronistas de la boleta de Cristina. También entonces se sabrá hasta dónde avanzan las investigaciones judiciales que la expresidenta denuncia como lawfare, una guerra jurídica contra líderes de la oposición.

El dato relevante es que Cristina consiguió llegar a la primera elección presidencial posterior a su mandato sin condena judicial. La libertad se la debe al peronismo. La doctrina Pichetto se ha revelado como la evolución jurídica de la contabilidad creativa. Pero el principal recurso político de la expresidenta no es la libre circulación. Su activo estratégico es la impunidad.

Mauricio Macri (Foto: Santiago Mazzarovich/Bloomberg)
Mauricio Macri (Foto: Santiago Mazzarovich/Bloomberg)

Para Macri, las opciones son más acotadas. Lo explicó esta semana Hernán Iglesias Illa, uno de los referentes de la comunicación gubernamental.

Sostuvo que de la estrategia electoral del oficialismo se dicen dos cosas contradictorias entre sí: que a Cambiemos le conviene la polarización con Cristina y que a Cambiemos le conviene la división del voto peronista.

"Las dos no pueden ser verdad al mismo tiempo", dijo el funcionario que reporta a Marcos Peña.

Esta definición explica los movimientos internos que agitan al Gobierno a medida que se acerca la maratón electoral. Todas las novedades hablan de la progresiva concentración de poder en el macrismo puro, encabezado por el Jefe de Gabinete.

El macrismo paladar negro ya dió por precluida la tarea del equipo político que le fue de utilidad en los tiempos del gradualismo. La dupla conformada por Emilio Monzó y Rogelio Frigerio fue la que negoció los acuerdos de gobernabilidad con las diferentes tribus del peronismo. Aunque intentaron en esos momentos incorporar disidentes de la oposición en el espacio político de Macri, los resultados no fueron relevantes. El estallido del gradualismo económico convirtió ese empeño en causa abstracta.

Gustavo Lopetegui (Foto: Alberto Raggio/DYN)
Gustavo Lopetegui (Foto: Alberto Raggio/DYN)

También Peña tuvo que ceder entonces. Admitió una nueva concentración de funciones en el ministerio de Nicolás Dujovne, el puente hacia la auditoría del Fondo Monetario Internacional. El reemplazo de Javier Iguacel por Gustavo Lopetegui en el área de energía es tributario de ese nuevo esquema.

El regreso de Lopetegui satisface a Dujovne, a quien le disgustaba la autonomía de Iguacel. También a Peña, que reivindicó así a uno de sus colaboradores más estrechos. Y a un año exacto de la conferencia de prensa en la que Manuel Quintana y el mismo Lopetegui diluyeron la autonomía de Federico Sturzenegger al frente del Banco Central.

Antes de que se produjera el relevo de Iguacel, Dujovne se comprometió con algunos referentes parlamentarios de Cambiemos a evaluar ajustes tarifarios menos traumáticos.

"Que los electores no se tengan que levantar de madrugada a tomar penicilina", le pidieron al ministro. Dujovne les explicó que analizaría un mecanismo de actualización plana. La promesa quedó ahora en el despacho de Lopetegui.

Elisa Carrió (Foto: Twitter/@elisacarrio)
Elisa Carrió (Foto: Twitter/@elisacarrio)

El fortalecimiento de Peña en la Casa Rosada tiene sin embargo una cuenta pendiente a corto plazo. Se trata de la recomposición de los vínculos entre Macri y Elisa Carrió.

La diputada de la Coalición Civica reapareció en escena con críticas a la Corte Suprema de Justicia. Pero no aludió al Poder Ejecutivo. Quienes frecuentan a Carrió dicen que regresó predispuesta al dialogo con Macri y en son de paz.

En Cambiemos, también es un paladar negro. Un activo decisivo para Macri en la confrontación con Cristina.