Cristina pone en juego su poder en el Congreso y su capital político hacia 2023

La vicepresidenta expone su bastión de poder, el Senado, y busca ganar peso en Diputados con candidatos que le responden. La elección será un botón de muestra hacia las generales, pero también hacia las próximas presidenciales.

Cristina Fernandez de Kirchner durante una sesión en el senado (Foto: Federico López Claro)
Cristina Fernandez de Kirchner durante una sesión en el senado (Foto: Federico López Claro)

La vicepresidenta Cristina Kirchner, que tuvo apariciones esporádicas pero resonantes en la campaña hacia las PASO, pone en juego el dominio del Senado y su peso específico en la Cámara de Diputados, pero también pone sobre la balanza su propio capital político de cara a la elección de 2023, en el marco del delicado equilibrio de fuerzas dentro del Frente de Todos.

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Cristina acaparó toda la atención en el cierre de campaña en Tecnópolis, con un discurso de una hora que abarcó todos los temas. “Esto recién empieza”, resumió hacia el final la titular del Senado, en un mensaje con miras a las elecciones generales de noviembre, pero también hacia las próximas presidenciales.

El partido de Cristina se disputa en ambas cámaras del Congreso y fundamentalmente en provincia de Buenos Aires, que aporta el mayor caudal de votos. La vicepresidenta coló numerosos candidatos propios en la boleta oficialista de diputados nacionales encabezada por Victoria Tolosa Paz, que se sumarán al bloque conducido por Máximo Kirchner.

Entre las figuras kirchneristas que desembarcarían en la Cámara baja el próximo 10 de diciembre están Daniel Gollán, exministro de Salud de Axel Kicillof; Agustina Propato, senadora provincial y esposa del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni; y la camporista Constanza Alonso, concejal en Chivilcoy. También tres diputados que buscan repetir mandato: Vanesa Siley, Hugo Yasky y Leopoldo Moreu.

Cristina Fernández de Kirchner junto a Axel Kicillof.
Cristina Fernández de Kirchner junto a Axel Kicillof.

Con esos y otros nombres, el kirchnerismo intentaría empujar el debate de reformas importantes, como la del Ministerio Público Fiscal y la del sistema de salud. La primera no prosperó en Diputados por falta de votos y la segunda es un anhelo que la vicepresidenta mostró en más de un discurso, a propósito de la pandemia.

Pero la elección que más preocupa al Gobierno es la del Senado, que en estos dos años fue el bastión de poder de Cristina y también uno de los pilares de la gobernabilidad para el presidente Alberto Fernández, que no tuvo la misma mayoría en Diputados y muy difícilmente la tenga después de diciembre.

Desde que puso un pie en la Cámara alta, Cristina intervino por lo bajo para lograr tres objetivos: primero, garantizar la unidad del Frente de Todos con un bloque sólido y disciplinado; luego, asegurarse ante la Corte Suprema de Justicia la validez legal de las sesiones virtuales en pandemia; y finalmente, impulsar la aprobación de todas las leyes que el Gobierno necesitó.

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Pero el escenario podría cambiar en diciembre si el oficialismo pierde el quórum propio. En cuatro de las ocho provincias que renuevan senadores (Córdoba, Corrientes, Santa Fe y Chubut) el Frente de Todos, que hoy tiene 41 miembros, podría perder bancas y quedar con los 37 senadores justos o, en el peor de los casos, con 36. Sería una complicación real para Cristina, que además podría perder a senadoras que le responden directamente.

Un claro ejemplo es el de María de los Ángeles Sacnun, que secunda a Marcelo Lewandowski, el candidato apadrinado por la vicepresidenta y el gobernador Omar Perotti en la interna del Frente de Todos en Santa Fe. Sacnun tuvo un rol clave como presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, por donde pasaron las reformas judiciales. Cristina apuntaló la fórmula con foto incluida en el Instituto Patria.

Otro caso es el de Ana Almirón, una integrante del núcleo duro K que tuvo que ceder a Carlos “Camau” Espínola el primer lugar de la lista en Corrientes. El oficialismo arriesga la mayoría y podría perderla a manos del radicalismo, que viene con el envión de la reelección del gobernador Gustavo Valdés. Si así resulta, Almirón se despediría del Senado.

Por su parte, Anabel Fernández Sagasti seguirá firme al lado de Cristina si, como todo indica, retiene la banca por la minoría en Mendoza. La senadora tuvo un protagonismo indiscutido como vicejefa del bloque y como titular de la Comisión de Acuerdos, que evalúa las postulaciones de jueces, fiscales y defensores.

Otros integrantes del núcleo duro K son los neuquinos Oscar Parrilli y Silvia Sapag, la santacruceña Ana María Ianni, la rionegrina Silvina García Larraburu y la chubutense Nancy González (termina mandato). En diciembre se sumaría, además, otra mujer muy cercana a la vicepresidenta, María Luz Alonso, que hoy es la secretaria administrativa del Senado y se postula por la provincia de La Pampa.