"Me dan ganas de cerrar todo y emigrar a otra ciudad", afirma el dueño de una cervecería azuleña

Al igual que muchos propietarios de locales gastronómicos, Federico Beltrán reclama ayuda del municipio tras siete meses de pandemia.

"Ayuda no hemos recibido, yo sigo insistiendo que es un municipio muy rico pero mal gestionado. El municipio nos está soltando la mano a los comerciantes, a los jóvenes emprendedores y a los que viven hace muchos años acá y apuestan a una mejor ciudad. La falta de empatía de nuestro intendente que viene de nuestro rubro, del jefe de Gabinete y de la gran mayoría de los concejales que nunca se ponen en nuestro lugar es absoluta. Ellos siguen cobrando el sueldo desde que arrancó la pandemia. Entonces, para el ciudadano esto es una tomada de pelo", asegura tajante Federico Beltrán, dueño de la cervecería Kubik, en diálogo con Vía Azul.

El joven cuenta que los continuos cambio de fase y de restricciones complican mucho el día a día, de uno de los rubros más golpeados por la pandemia: "Hace dos fines de semana con el cambio de fase a 3 ampliada dijeron que solamente podíamos abrir cervecerías y restaurantes con gente afuera. Hacía cuatro grados bajo cero, eso no se hace de un día para el otro. Y ese fue el quiebre para la mayoría de los comercios gastronómicos porque la gente no te va a ir afuera a tomar una cerveza porque tiene frío. Algunos la zafaron porque invirtieron, en mi caso yo ya no puedo invertir más en calefaccionar el exterior porque los hongos valen muy caros".

"La situación se hace imbancable, porque al fin de semana siguiente te dicen que volvemos a fase 4, que se puede estar adentro laborando tranquilo y a la semana no sabes si volvés a fase 1. No se si comprar la materia prima y los productos para comercializar, es una duda constante, es un miedo constante. Y así estamos, muy complicados y lo que pedimos es una ayuda al municipio, a nuestro intendente", agrega Beltrán.

¿Qué respuesta hubo de la gente cuando se permitió la reapertura de locales?

En Agosto volvimos a abrir, fue buena la reapertura, pero obviamente con público reducido. Dividí el local por mayor seguridad con boxes, sumando un protocolo más al que nos había dado el gobierno municipal. Y a medida que crecieron los casos y fue cambiando de fase la gente dejó de venir por una cuestión de miedo, porque se están quedando sin trabajo. Cierran PyMES, comercios, no hay changas. Se está complicando todo.

¿Qué les dicen desde el municipio?

En el mes de marzo pasó Lucio Castiglione por el local y nos dijo que teníamos que cerrar. Cerramos, hicimos caso, esperamos y esperamos, mientras tanto seguimos teniendo gastos de alquiler, de luz, de gas, de empleados y jamás nos dieron una mano. Yo fui a hablar con Alejandro Vieyra, me atendió un secretario y me dijeron que con lo único que podían hacer es que me cobren la luz como si fuera una casa normal, eso habrá sido en junio.Quiero que me den una ayuda, y si no hay un subsidio que nos gestionen créditos. Nosotros estamos dispuestos a pagar, ¿Qué hacen con el dinero que les manda provincia todo los meses?¿Qué hacen con los presupuestos de juventud, turismo y deporte que está todo parado? Que el Concejo vote y se lo deriven a la gente que lo necesita como comerciantes, dueños de PyMES. No quieren gestionar, están atrás del escritorio y te ponen de excusa el COVID. La situación es muy complicada, pero no se ponen a la altura de la circunstancias.

¿Qué perspectiva tenés a futuro?

Me dan ganas de cerrar todo y emigrar a otra ciudad donde si te dejen trabajar, donde si te dejen crecer. Acá en Azul siempre son los mismos que se llevan agua para su molino y no te dejan crecer. La ciudad, lamentablemente, se va a quedar sin lugares recreativos, para ir a cenar, para pasarla bien con amigos y familia. Y lo más triste es que mucha gente se va a quedar sin trabajo.