Análisis: la Selección, complicada y aturdida

A un mes de saber si obtiene el pasaje directo a Rusia, el equipo tiene más dudas que certezas. El arribo de Sampaoli y los nuevos nombres aún no revirtieron la falta de reacción y de goles, los focos alarmantes. (De La Razón)

La Selección sigue sin encontrar una solución.
La Selección sigue sin encontrar una solución.

Por Diego Pero

Las caras afuera del Monumental alcanzaban para entender el sentimiento nacional, que busca refugiarse en el fútbol para encontrar una alegría y olvidar los problemas cotidianos. En esa búsqueda de una respuesta, la ilusión del antes, sin embargo, se transformó en la desilusión del después. El destino de la Selección en las Eliminatorias se conocerá en un mes, en el que habrá que esperar que los planetas se alineen para conseguir la clasificación al Mundial de Rusia. Más allá del desesperante quinto puesto en la tabla, el trasfondo es más preocupante: la llegada de Sampaoli y el cambio de nombres estuvieron lejos de mejorar el funcionamiento de un equipo que continúa sin reacción y sin goles. Y que, a dos encuentros del cierre, se mantiene en el repechaje.

No hay resistencia ante la adversidad, aquella que a veces incluso aparece desde la impotencia. Quedó demostrado cuando el gol venezolano golpeó en el estadio de River: el conjunto nacional se fue aflojando y desmembrando hasta terminar al borde del abismo. Ante esa situación, se evidenció la ausencia de un futbolista que gritara y ordenara. Porque del primer al segundo tiempo hubo un fuerte derrumbe conceptual y, en algunos casos, también temperamental. No fue la primera oportunidad en que la Selección padece la escasez de rebeldía después de sufrir un mazazo. La última vez que el rival abrió el resultado y, no obstante, la Selección luchó y ganó, ocurrió en marzo del año pasado, en la quinta fecha de las Eliminatorias (2-1 a Chile, en Santiago). No se pudo repetir ante Venezuela (apenas llegó al 2-2), Paraguay (0-1), Brasil (0-3), Bolivia (0-2) y el martes nuevamente ante la Vinotinto (1-1).

La presión también juega su parte. Y más para una generación que viene con varios golpes. Eso se traduce también en las recurrentes lesiones de Di María. Angelito, por caso, no pudo terminar el Mundial, la Copa América 2015 y hasta corre riesgo de no finalizar el tramo clasificatorio por "una mialgia en la cara posterior del muslo izquierdo". Una cuestión mental.

En la falta de reacción nace el segundo foco alarmante: la poca capacidad de gol. En esta doble fecha de Eliminatorias, la Selección pateó 31 veces al arco y no hubo gritos de sus jugadores (Feltscher convirtió en contra en Núñez). Encima, Messi está en una faceta más de asistidor que de goleador, como mostró el último tiempo en Barcelona. El gran problema es que el Diez acierta en las asistencias, pero los centrodelanteros no están finos en el toque final. Dejando de lado el polémico penal de la Pulga ante Chile, hace 367 minutos que la Argentina no logra hacer un tanto de jugada en las Eliminatorias (Di María en el 3-0 ante Colombia). Un síntoma más que preocupante y que responde a una situación general.

La cosecha se fue desinflando con el paso de los entrenadores. Durante la estadía de Martino hubo 66 goles en 29 partidos y el ciclo Bauza apenas logró 9 gritos en 8. En los dos oficiales de Sampaoli sentado en el banco, la pelota tocó la red en una sola oportunidad. Por los puntos, muy lejos de los amistosos:1-0 a Brasil y 6-0 a Singapur.

Durante el largo ciclo mundialista, los nombres cambiaron pero la puntería falló. Higuaín, uno de los más cuestionados durante el último tiempo y relegado por el de Casilda, no la mete desde octubre del año pasado. Agüero, que vio los últimos encuentros desde el banco, no grita con la Albiceleste desde el 5-0 a Panamá por la Copa América Centenario, en junio de 2016.

El Patón tuvo su favorito, aunque duró poco. Pratto salvó las papas en el primer empate ante Venezuela y luego rubricó su firma ante Colombia, en San Juan. Sin embargo, la posterior vuelta del Pipita cortó la racha del hombre de San Pablo.

El preferido de Sampaoli es Icardi. Y, en escenarios casi opuestos, el delantero de Inter se fue sin festejar. En Montevideo, no tuvo casi interacción con la pelota. En el Monumental, contó con seis oportunidades clarísimas: ninguna terminó adentro del arco.

Cuando parecía que la situación podía cambiar y encaminarse, el pasillo que termina en Rusia sigue quedando muy largo. Son más las dudas que las certezas. De la euforia al murmullo, de la ilusión a la desilusión. La bomba sigue activada y todavía no apareció nadie para evitar la detonación. En el horizonte, bastante cercano, aparece un Perú evalentonado que viene tocando bocina (esta doble fecha logró puntaje perfecto) y que saltó del octavo al cuarto lugar en un abrir y cerrar de ojos. Todo lo contrario a la Argentina que no logra abrirlos para despertar, pese a que ya sonaron varias alarmas.