Cáncer de mama y maternidad: la historia de una luchadora rosa que con resiliencia se supera cada día

Mientras termina octubre, mes destinado a concientizar sobre esta enfermedad, en VíaPaís hablamos con una paciente que la atravesó en plena pandemia. Entre la soledad y el miedo, se cuidó mutuamente con sus hijos y atravesaron esta pelea juntos.

Verónica lucha contra el cáncer de mama mientras cría a sus hijos ella sola.
Verónica lucha contra el cáncer de mama mientras cría a sus hijos ella sola. Foto: Gentileza

Cada año los tratamientos contra el cáncer de mama son más eficaces, pero esto no quita que se trate de una lucha. María Verónica Litvac debió atravesarla durante la pandemia, con dos hijos pequeños y cientos de miedos enormes, pero nada fue suficiente para detenerla. Hoy su historia de superación es un ejemplo que le da fuerza a quienes lo están viviendo.

Comenzó con unas molestias, que fueron creciendo hasta convertirse en pinchazos en una de sus mamas. Estos indicios la condujeron a realizarse algunos estudios, cuyos resultados no vio hasta que un profesional, en marzo del 2020, le confirmó la noticia. Según contó a VíaPaís, fue algo sorpresivo, pues ella estaba amamantando y pensó que se debía a la lactancia.

Tras recibir la noticia durante las primeras horas de aquel día, muy desorientada y llena de dudas, tomó energía y se encargó de sacar los turnos correspondientes para realizarse cada chequeo. Vio a un oncólogo, quien le explicó lo que ocurría, y recién a las 20:00 horas regresó a su casa.

Actualmente Verónica participa de varios grupos rosas que la acompañan en su tratamiento.
Actualmente Verónica participa de varios grupos rosas que la acompañan en su tratamiento. Foto: Gentileza

En base a un artículo de la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de mama es la principal causa de muerte femenina. Sin embargo, gracias a la detección precoz y las terapias eficaces, la tasa de mortalidad ha bajado un 40% desde 1980, y cualquier persona puede llevar adelante una vida saludable tras la enfermedad.

“El primer miedo que tuve fue el de morirme, pero no por mí, si no por mis hijos”, reconoció la porteña. Los exámenes se los hizo con ellos al lado y una mirada nublada de temores en su rostro. Para cuando los resultados llegaron, supo que todo cambiaría.

Ser madre mientras lucha contra el cáncer de mama: ¿Cómo se lo contó a sus hijos?

Si bien quien tiene una enfermedad es el protagonista de esa batalla, no es el único involucrado. Verónica siempre se encargó de cuidar a sus hijos, de fomentar el diálogo, de estar presente incluso cuando la otra parte no lo está.

Al momento de contarles, esta madre tuvo en cuenta las edades de sus pequeños, y puso en palabras suaves el relato de una dura realidad: “Fue bastante armonioso todo, a pesar de lo difícil, y eso me salvó un poco. Trato de no ser dramática, de decirles la verdad, que hay más soluciones que problemas”.

Para terminar octubre, Verónica Litvac cuenta su historia y su lucha contra el cáncer de mama.
Para terminar octubre, Verónica Litvac cuenta su historia y su lucha contra el cáncer de mama. Foto: Gentileza

Al primero en decirle fue a su hijo Lorenzo, que en aquel entonces tenía 2 años: “Le expliqué a Lolo que no le iba a poder dar más la teta ya que debía curarla porque estaba lastimada. Le repetí que lo amaba, lo tomé entre mis brazos, a upita, le canté y le dije al oído que esa noche íbamos a dormir abrazados; entonces se relajó y durmió. Así es cómo le conté que tenía cáncer”.

Con Isabella, su hija mayor, fue algo distinto. Fue la segunda en enterarse, pero desde el comienzo, con pura sinceridad y de forma paulatina, le advirtió que sufriría algunos cambios: iba a estar más cansada, eventualmente se debería cortar el cabello, le dolería la zona afectada y se haría muchos controles médicos.

“Ella fue viviendo el proceso conmigo. Sabía que mi teta estaba enferma y me dolía. Me acuerdo cuando me hice una punción, me quedó muy morado, y Bella (como ella la llama) lo vio, entonces le dije: ‘mami tiene un arcoíris en la teta’, y esas partes le gustaban”, recordó.

Verónica vivió la primer parte del tratamiento en soledad por la pandemia, pero hoy participa de distintos grupos rosas.
Verónica vivió la primer parte del tratamiento en soledad por la pandemia, pero hoy participa de distintos grupos rosas. Foto: Gentileza

Litvac se tomó el tiempo de brindarle a sus hijos imágenes delicadas, sin ocultarles nada. Les contaba qué le ocurría, obviando los detalles. Procuró desde un principio que ellos entendieran por lo que atravesaba, evitando que dimensionaran la gravedad de esta lucha.

Un solo reclamo recibió de su pequeña: que ya no jugaba tanto como antes. Sus energías por el momento no son las mismas, pero Bela supo entenderlo con el tiempo. Los juegos siguen presentes, solo que más medidos.

El cáncer de mama ha sido una enseñanza para Verónica y para sus hijos

Isabela siempre comprendió todo. Ahora bien, esta situación la llevó a ser más madura, a estar en un lugar de adultez, pero no de perder su niñez, sino de su pensamiento, su mirada”, explicó la mujer.

Según dijo, su hija ha aprendido a observar al otro desde un lugar más sano y consciente: “La adultez creo que no pasa por la edad, sino por una emocionalidad y la mirada de empatía. Desde muy chiquita sus comentarios y las resoluciones que planteaba acerca de ciertos asuntos fueron desde el lugar de una persona madura, con una conciencia muy fuerte”.

Verónica participa de varios desfiles y encuentros para concientizar sobre el cáncer de mama.
Verónica participa de varios desfiles y encuentros para concientizar sobre el cáncer de mama. Foto: Gentileza

Si bien todavía no se ha percatado de todo lo que conlleva para su madre tener cáncer de mama, ha adquirido una forma de pensar que se adelanta a la de cualquier niño de su edad. Su forma de asociar ciertas cosas o afrontar algunas circunstancias, son cosas que aún le sorprenden a Litvac.

En este sentido, rescató: “Esto nos fortaleció como familia. Incluso podría decir que crecimos mucho los tres, siempre respetando y cuidando la niñez. No los puse nunca en un papel de adulto en donde ellos tenían que cuidarme a mí, sino más bien desde la conciencia con el otro. Aprendimos mucho”.

Atravesar el cáncer de mama durante la pandemia, una batalla llena de incertidumbre

Verónica se enteró que tenía cáncer unos días antes de que Argentina se sumergiera en un confinamiento por el COVID-19. Como consecuencia, al principio debió atravesar el tratamiento en bastante soledad e incomunicada.

El miedo estuvo más presente que nunca. Al estar inmunodeprimida, contagiarse era peligroso y salir a hacerse los estudios representaba una travesía: barbijos, guantes, lentes y alcohol en gel. Por fortuna, tras algunas semanas, consiguió mudarse con sus hijos a lo de sus padres para que le den una mano.

Su hermano y amigos también estuvieron presentes. La llamaban constantemente, al tiempo en que luchaban contra las burocráticas restricciones y se turnaba para llevarla a las quimios. En tanto, sus médicos también representaron un pilar fundamental en este proceso.

De MACMA a Rosas del Plata: los grupos que colaboraron en esta lucha

MACMA es una Asociación Civil sin fines de lucro, constituida por mujeres que han transitado la enfermedad. Este fue uno de los grupos en los que aterrizó Litvac, y que le dio la fuerza suficiente para sobrellevar este combate.

Este organismo concentra mujeres que pasaron o están pasando por un cáncer. En él hay una coordinadora, una psicooncóloga y un grupo de chicas, quienes -según calificó la porteña- hablan el mismo idioma que ella y se convirtieron en amigas, cuya conexión es muy fuerte a comparación del poco tiempo que llevan juntas.

Desfile rosa junto a sus compañeras de Rosas del Plata.
Desfile rosa junto a sus compañeras de Rosas del Plata. Foto: Gentileza

Al cerrar su etapa en este equipo y ya llegando al final de su tratamiento, su camino se encontró con otra agrupación: Rosas del Plata. Esta está constituida por varias mujeres que viven en el AMBA, cuyos fines de semana están dedicados a remar.

Estos grupos rosas de remo se encuentran distribuidos no sólo a lo largo de Argentina, sino del mundo, y buscan demostrar que, a pesar de haber atravesado el cáncer de mama, las sobrevivientes pueden tener una vida plena, activa y saludable.

Verónica en una caminata junto a sus compañeras de Rosas del Plata.
Verónica en una caminata junto a sus compañeras de Rosas del Plata. Foto: Gentileza

“Gracias a Rosas descubrí un deporte del que jamás me hubiese acercado de otra forma. Además, me pareció fabulosa la contención; sentí de repente que tenía un montón de mamás y tías para mí, y abuelas para mis hijos”, afirmó Vero.

El ejercicio que exige esta actividad no sólo permite mantener fortalecido el cuerpo del paciente, sino que evita que contraigan linfedema, una dolorosa afección que surge cuando en la operación extirpan los ganglios y se inflaman los brazos.

Verónica es parte de la agrupación de remo Rosas del Plata, que ayuda a afrontar el cáncer de mama.
Verónica es parte de la agrupación de remo Rosas del Plata, que ayuda a afrontar el cáncer de mama. Foto: @rosasdelplata

Para Litvac, es casi un momento de meditación: “Esto me ayudó a sobrellevar los dolores articulares. Los sigo teniendo, pero no son tan fuertes como al principio. El deporte va limpiando el organismo, además cuando yo remo respiro aire puro, escucho los pájaros, el agua, y me llena de energía”.

Octubre rosa: la detección temprana salva vidas

El mes de octubre está destinado a concientizar, recordar y difundir información acerca del cáncer de mama. Todas las personas, más allá de su sexo, edad y antecedentes familiares, deben realizarse los tres tipos de diagnóstico llegado el momento: el examen mamario, la ecografía y la mamografía.

Se lo llama “lucha” porque es una constante pelea contra una enfermedad que requiere esfuerzo físico y emocional. Es una batalla que Verónica está ganando, y supo afrontar incluso en aquellos momentos en los que todo parecía perdido.

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