¿Cómo lograr una nodulación adecuada para sostener la FBN (fijación biológica del nitrógeno)?

Si bien en la mayoría de los suelos donde cultivamos alfalfa y vicia se encuentra rizobios nativos o naturalizados que infectan y nodulan estas plantas, puede ser que la presencia de esas poblaciones en el suelo sea insuficiente para lograr una adecuada y oportuna formación de nódulos, o que sea pobre la efectividad de FBN en la simbiosis.

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Las razones de ambas situaciones, escasa infectividad o efectividad, responde a múltiples factores entre los que se encuentra la adaptación de estas bacterias a condiciones de crecimiento fuera de la simbiosis con leguminosas y características de los suelos que afectan el crecimiento de las leguminosas.

Es así, que abundan las experiencias a campo bajo condiciones reales y extensivas de manejo de alfalfa y de vicia que recomiendan, en el momento de la siembra de estas especies, la necesidad de incorporar bacterias altamente infectivas (con capacidad de nodular) y efectivas (con capacidad de fijar nitrógeno). Esta práctica es conocida como inoculación y como resultado de su uso adecuado mejora la nutrición con nitrógeno de las plantas, su crecimiento y sus aportes a la producción.

Algunos de los interrogantes sobre esta variabilidad en nodulación se podrían asociar a las características de los suelos, a la presencia de cepas nativas de rizobios y también a las diferentes alternativas de inoculación. En el caso de alfalfa es frecuente disponer de semillas inoculadas industrialmente con procesos de peleteo, además de prácticas de tratamiento de semillas en el campo empleando inoculantes con composición de sus soportes. Es así que, para identificar algunos de los posibles factores intervinientes en estos comportamientos sobre la nodulación inicial de alfalfa se plantearon, entre otros estudios, evaluaciones bajo condiciones controladas en la cámara de crecimiento combinando tratamientos de inoculación de las semillas (condiciones originales, inoculaciones con cepas de referencia o con extractos de los suelos donde se cultivaría cada lote de semillas).

En general, los casos de inoculación inadecuada coincidieron con prácticas no recomendadas de inoculación de forrajeras tales como aplicaciones “a campo” de larga duración o anticipadas a la siembra y el uso de inoculante de calidad inadecuada (fecha de vencimiento, dosis, condiciones de almacenaje). Estos resultados validan la importancia de inocular alfalfa para lograr establecer un adecuado sistema nodular y así soportar la FBN y que en esta práctica es de importancia atender la calidad del proceso de inoculación. Por ello se remarcan algunos tips esenciales en la inoculación:

Buena Elección del inoculante

• Utilización de cepas especificas (E. meliloti para alfalfa y R. leguminosarum biovar viciae para vicia)

• Aporte de suficiente cantidad de bacterias sobre las semillas a tratar

• Formulación compatible con agroquímicos, otros tratamientos y prácticas culturales o de manejo (Por ejemplo, momento de la siembra con respecto del momento del tratamiento)

Buena Ejecución de proceso de aplicación (inoculación)

• Cuidando el mantenimiento de la calidad original de las semillas

• Dosificación uniforme de los productos aplicados en el tratamiento de las semillas (aditivos, otros)

Buen Establecimiento de condiciones de crecimiento de los cultivos

• Manteniendo el vigor de la semilla y la viabilidad de las bacterias (Por ejemplo, ambientes ventilados y con temperaturas de hasta 22 a 25°C).

• Realizar el tratamiento en condiciones favorables de humedad y temperatura para el cuidado de los microorganismos aplicados y promover una rápida germinación, emergencia y crecimiento de las plántulas.