Dolar agro

El gobierno instrumentó el dólar agro que, si lo traducimos, hasta el momento es un dólar soja 3 más un dólar de economías regionales para la tribuna, por su selectiva incorporación de actividades y producciones y por su compleja o imposible instrumentación.

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Separar las condiciones en las cuales se trata de hacer funcionar el Dólar Soja 3 quizá nos aclare un poco su posible evolución.

• Escasez: a diferencia de las versiones anteriores, este Dólar Soja se da en una situación de escasez de este grano producto de la sequía, muy diferente a las anteriores donde lo que se discutía era como tratar de hacer atractiva la venta del excedente de la campaña. En un esquema de escasez el productor debe pensar muy bien si liquidar y donde destinar o refugiar dichos pesos hasta que los necesite, dado que es una especie de venta anticipada en un contexto inflacionario.

• Momento: esta versión se instrumenta en plena cosecha, donde hay que “liquidar” compromisos de todo tipo (canjes, arrendamientos, ventas anticipadas, etc.) mientras que en las ediciones anteriores esto ya había sucedido antes.

• Distorsión de Mercados: no hace falta aclarar el tremendo efecto distorsivo que produce en los mercados una medida de este tipo. Previa a la salida del Dólar soja 3, la soja disponible valía cerca de $90.000. Luego de la implementación y casi toda la primera semana también cotizó a valores cercanos a los $90.000. La pregunta que se hace el productor es: ¿Y entonces la mejora dónde está? ¿O quien se la queda? Existe una diferencia importante entre la cotización del Matba y la pizarra, generando todo tipo de complicación en la venta de la mercadería.

• Inflación y valor del dólar: los niveles de inflación actuales y los saltos en las distintas cotizaciones del dólar, incluido el dólar futuro, hace que día a día los $300 del tipo de cambio ofrecido se erosionen y sean menos atractivos. Es decir, a este ritmo de inflación el productor se pregunta si es conveniente vender o esperar.

• Efecto no deseado: el gobierno instrumenta este tipo de medida para hacerse de dólares que necesita con desesperación. Ahora bien: ¿esto no genera aumento de emisión, aumento en el precio de algunos alimentos relacionados, no genera excedentes de pesos en quien vende que debe buscar refugio en otro tipo de activos? Si la respuesta es sí, entonces estaríamos alimentando uno de los factores mencionados anteriormente por lo cual no le es atractivo a los productores vender.

Resumiendo, el Dólar Soja 3, que hasta el momento no es un Dólar Agro, arrancó mal, no está cumpliendo las expectativas del gobierno ni en cuanto a ventas de los productores ni en cuanto a liquidaciones de los exportadores, y en la medida que no se corrijan o modifiquen algunas distorsiones rápidamente (el precio de la soja es el más importante), la inflación y la evolución de los distintos dólares lo harán inviable. Como se dijo más arriba, Argentina en formato “mecha corta”.