En que andan las empresas

Las empresas están actualmente terminando de dimensionar el quebranto de la seca y mirando la nueva campaña, lo que hace que se tomen decisiones a diario y se re-piensen con la misma frecuencia.

Via Campo
Via Campo Foto: Via Campo
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Todo en medio de las idas y vueltas de los anuncios del gobierno que no hacen más que sumar incertidumbre. Para comenzar, la trilla de soja y maíz no ha terminado (en algunos casos ni empezado) y en general se empeoran los pronósticos ya malos que se tenían. No hay sorpresas positivas de rendimientos en las distintas zonas hasta el momento. Los verdeos y pasturas que se pudieron sembrar en fecha todavía no brindan el efecto “recuperación” deseado dado que las lluvias hasta el momento para estas producciones han sido escasas. Sabiendo de antemano que el ingreso por cosecha no alcanzará para la nueva campaña, se analizan las alternativas bancarias y comerciales para hacer frente a las mismas. Las alternativas bancarias cambian quincenalmente y hay que definir cuándo tomarlas dado que quizá mañana ya no estén. Los arrendamientos hasta el momento no han tenido mayor variación respecto al año pasado expresado en quintales de soja por hectárea, aunque la lógica indicaría que deberían bajar dado el mal año en varias regiones y la fragilidad de las cotizaciones. Pero el mercado es transparente, atomizado y de libre oferta y demanda y no siempre responde a la lógica individual. Esto retrasa los cierres de las negociaciones, dado que los dueños de los campos también tienen su confusión sobre cómo actuar en este contexto. Como se mencionó, todavía la sequía no se fue, y pone en riesgo la posibilidad de hacer fina en algunas zonas del país, o el riesgo que tendrá el cultivo si no existe el suficiente almacenaje de agua en el perfil, lo que hace pensar en que hay altas probabilidades de cambiar rotaciones a último momento. Las empresas calibrando la disponibilidad de semilla de trigo y soja para la presente campaña.

En este contexto la pregunta más frecuente es ¿mantener escala o achicarse esta campaña? Desde la voluntad, como siempre decimos, el productor quiere mantenerse o crecer. Desde las expectativas que muestra el horizonte cercano y desde las restricciones financieras que lo condicionan, la duda es si con la voluntad alcanza.

Año complejo y difícil para la toma de decisiones, pero como diría un amigo, filósofo urbano, “es lo que hay”.

NEGOCIO GANADERO

La mejoría de los precios que hubo durante el verano ahora se estancó. Dentro de ese marco, el mayor perdedor ha sido el criador y el que mejoró su cuenta es el engordador. Novillos y novillitos con precio de $500 $520 el kilo y terneros con precios de $500 el kilo o inferiores, generan una relación compra/venta menor a 1, cuando lo habitual es que sea de 1,15 o superior. Es la coyuntura que toca, pero los actores de esta cadena saben que es insostenible en el tiempo. Pero en la Argentina actual es obligación aprovechar las oportunidades del “sólo por hoy”, ya habrá tiempo para construir un futuro sustentable. Triste pero real. Pero ojo, en realidad si se comparan los precios de todas las categorías de hacienda contra el mismo mes del 2022, la pérdida de valor del kilo de hacienda en pie en términos reales (descontada la inflación) fluctúa entre el 20/25% para los novillos y el 35/40% para vacas y terneros. Negocio en pesos que pierde contra la inflación. Y que parece que seguirá perdiendo un tiempo más por la sobreoferta de animales ofrecidos a la venta (la sequía como principal razón), por el estancamiento del consumo interno y por la menor rentabilidad de la exportación. Respecto a la menor renta de la exportación, las razones se explican porque los precios FOB han bajado, China está más cautelosa en su demanda y Brasil recuperando su ímpetu exportador. Sumado al atraso en el tipo de cambio del peso respecto al dólar. La foto del productor se completa con resultados de preñez menores a los del año pasado que bajaran la oferta de terneros para 2024, con menores reservas para este invierno (rollos, silo) debido a la sequía y, además, en algunos casos en empresas mixtas con mal resultado agrícola van a “manotear” parte del rodeo para hacer caja y permitir sustentar el año financieramente. Las altas tasas de interés y las restricciones crediticias de corto y largo plazo generan un daño al sistema que excede al de este año. El stock de hacienda a nivel país se ubica arriba de los 54 millones de cabezas (unas 800.000 cabezas más que a fin de 2021), pero todo indica que este año el péndulo va para el otro lado y a fin del 2023 volveremos a ver una reducción. Delicias de un país sin rumbo.

NEGOCIO LECHERO

El precio de la leche Siglea en marzo fue de 81.53 $/litro (1149.67 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento cercano al 10% respecto al mes anterior. Y respecto a un año atrás la leche subió cerca del 102%. De alguna forma este aumento de precios blanquea pagos indirectos que ya se estaban haciendo al productor. Además refleja la necesidad de leche de la industria ante un primer trimestre donde la producción a nivel país se retrajo levemente respecto al 2022 y ante la inminente llegada del invierno. La sequía, que todavía no terminó en muchas zonas, ha provocado un aumento significativo en los costos por uso de concentrados en los tambos, sumado a una menor productividad de los maíces destinados a silo, encareciendo el costo por kilo de materia seca. Y se enfrenta a un año con mucha menor reserva de rollos. En tambos con más base pastoril la producción por vaca disminuyó en estos meses mientras que en los basados en mayor uso de concentrados no afectó tanto. Para lo que viene, en el corto plazo el nuevo dólar soja genera un aumento en los costos de alimentación y de arrendamiento. Superado esto, la fuerte caída que se registra en los precios futuros de maíz dará cierto alivio en la medida que el precio de la leche se sostenga. El mercado internacional muestra un precio de leche en polvo estancado en los 3200 u$s/tonelada con nuestras exportaciones de lácteos sostenidas por dos compradores principales que son Argelia y Brasil, con Rusia en disminución. Es clave que la exportación siga representando al menos el 25% del destino de nuestros lácteos para dar una base a los precios. Como la lechería es un negocio en pesos, todo el descalabro de las variables macroeconómicas es una pésima noticia que atenta contra la rentabilidad y la sustentabilidad del negocio. Ya se ha pasado antes por situaciones de este tipo, pero siempre tienen un costo cuyos emergentes visibles son un estancamiento en la producción y tambos que se cierran. Otra vez, dientes apretados.