Paralelismos existenciales

En este mes del mundial, es imposible no hacer algún paralelismo entre la selección Argentina y lo que le pasa al país.

Via Campo
Via Campo Foto: Via Campo
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En este mes del mundial, es imposible no hacer algún paralelismo entre la selección Argentina y lo que le pasa al país. La Argentina necesita, puede y desea alinearse detrás de “algo que funcione” y cuando esto sucede desaparece la grieta, siendo el campo un buen ejemplo. Se puede cambiar de canal e igual se escucha un deseo único, positivo, que cambia abruptamente cuando pasamos a cualquier otro tema que no sea deportivo, donde ningún mensaje es alentador, sea del bando que sea. Si soy parte de algo que funciona, disminuye la relevancia de otras noticias. Mientras que cuando no hay “algo” que funciona (en este caso el seleccionado), esas mismas noticias desalentadoras pasan a ser fundamentales y relevantes.

En cuanto a liderazgos, también nos enseña que se puede llegar a la misma instancia y lograr las mismas sensaciones y resultados con liderazgos menos impulsivos, por definirlos de alguna manera. Si comparamos el liderazgo realizado por Bilardo/Maradona en el Mundial 86, contra el actual de Scaloni/Messi, no es mejor o peor, es distinto. Quizás la Argentina actual requiere de liderazgos más tipo Scaloni/Messi para que el país evolucione. Y sin embargo al pensar en los gobiernos pareciera que buscamos liderazgos políticos más tipo Bilardo/Maradona para forzar que algunos cambios ocurran.

También lo que está ocurriendo es una buena lección para los formadores de opinión, los analistas, los que por edad, experiencia, o historia de negocios, en teoría hemos visto todo y sabemos de todo. Sin embargo fue una periodista de la televisión pública, Sofía Martinez, que no conocía a Messi antes de viajar a Qatar, la que le hace la mejor descripción y síntesis de lo que está sucediendo y sintiendo el país.

Los paralelismos con lo que podría ser nuestro país son infinitos. “La base está”, falta que lo creamos. Y que los que ostentan circunstancialmente el poder se sientan parte del equipo y no un grupo iluminado especial y permanente. Si se recupera una visión de país, un sentido de comunidad, un reconocimiento al mérito y ciertos acuerdos básicos, todavía estamos a tiempo de hacer algo bastante mejor para el futuro de nuestra Argentina. Debemos pensar si no llegó el momento de que los que decimos que “hemos visto todo y podemos explicar todo”, le demos paso a miradas más frescas, porque quizás sin darnos cuenta somos parte del problema y no de la solución.