Narcotráfico en Córdoba: detuvieron a dos “importadores de popper”

Dos jóvenes que intentaban traer esa droga desde Países Bajos fueron descubiertos. Compraban las dosis a través de la “Deep Web”.

El popper es una sustancia alucinógena que se comercializa a través de frasco. (imagen ilustrativa)
El popper es una sustancia alucinógena que se comercializa a través de frasco. (imagen ilustrativa)

La Policía detuvo a dos jóvenes argentinos que traficaban droga a Córdoba, desde Países Bajos. Los delincuentes compraban “popper” a través de la “Deep Web”, mejor conocida como “internet oculta” y lo ingresaban a la provincia.

Según informó Cadena 3, los narcotraficantes cayeron luego de una intensa investigación judicial del Juzgado Federal N° 1 junto a Gendarmería. A través de los operativos denominados “entregas vigiladas”, los agentes de seguridad se disfrazan de carteros y van hacia los domicilios indicados a entregar los paquetes.

Una vez allí, cuando el destinatario de la encomienda confirma que esperaba recibirla, el falso cartero se identifica como efectivo y procede a detener al involucrado y secuestrar el paquete. En los últimos operativos realizados de ese modo, los uniformados encontraron encomiendas de popper, una droga sintética que se inhala y causa efectos de desinhibición, y cuya utilización está asociada a las fiestas de música electrónica y a encuentros sexuales, entre otros usos.

De acuerdo a lo señalado por las fuentes consultadas por ese medio, los dos casos no están conectados entre sí. Cabe destacar que ambos fueron imputados por contrabando de estupefacientes agravado, una figura penal que plantea una condena de cárcel efectiva.

Cómo es el modus operandi

En cuanto al procedimiento de compra de estas drogas, las personas se contactan con traficantes de cualquier parte del mundo a través de la llamada Deep Web (“Internet Oculta”), la cual consiste en chats y contactos virtuales cifrados que son muy difíciles de interceptar por los organismos internacionales. A partir de allí, la transacción se realiza como cualquier otra, pero los compradores abonan con criptomonedas para no dejar huellas en el mercado formal.

Al concretarse el pago, los traficantes realizan envíos con nombres falsos, de supuestos libros, juguetes o cualquier otro material, que en realidad sólo son una “fachada” para encubrir la droga. En una pequeña encomienda es posible esconder cientos de pastillas de éxtasis o decenas de pequeños frascos con popper.