Ser trans en Córdoba: “Perdí amigos, familia, pero siempre fui fiel a mi necesidad de ser feliz”

Matías Mager cuenta su proceso de transición de género, las dificultades a la hora de conseguir trabajo y deja un mensaje a quienes temen afrontar su condición.

Una historia de vida que expone una veta de lo que significa ser trans en Córdoba.
Una historia de vida que expone una veta de lo que significa ser trans en Córdoba. Foto: Gentileza

En el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, Matías Mager, un joven trans de 28 años, cuenta a Vía Córdoba los desafíos, miedos y vivencias que debió afrontar en su proceso de transición de género.

Matías nació en Alemania, se crió en Salta, y decidió mudarse a Córdoba cuando se dio cuenta que quería cambiar su vida. En la provincia, estudia Medicina Veterinaria en la Universidad de Villa María y trabaja en una veterinaria de barrio Los Naranjos, en el área de peluquería canina.

A los 12, 13 años yo ya usaba sólo pantalones y me hacía llamar ‘él’. A los 15 años, mi nombre era Matías. En Salta no existía la gente trans, era un tema demasiado tabú. Por eso decidí irme y venir a Córdoba. Acá pude acceder a mucha información que allá no tenía”, recuerda Matías.

Hace dos años, pudo comenzar el tratamiento de hormonas y en agosto del 2021 tuvo la posibilidad de realizarse la mastectomía, una operación que le dio un vuelco a su vida. Ahora, va por su próximo sueño: cambiar su nombre de DNI.

Sin embargo, estos pequeños logros no fueron nada sencillos. Su historia involucra discriminación, soledad, rechazo aunque también amigos, cariño y nuevas oportunidades. A continuación, Matías nos adentra en su vida y nos explica cómo es vivir siendo un joven trans en Córdoba.

Su paso por la Universidad y la Fundación GARRA

Matías llegó a Córdoba con su hermano, con la intención de estudiar Medicina. Con el tiempo, el deseo mutó a Medicina Veterinaria y el siguiente paso fue inscribirse en la Universidad de Villa María.

“Me daba mucho miedo decir que mi nombre era Matías, tenía miedo a la discriminación”, contó. La inscripción no fue sencilla ya que, al no tener el documento con su nueva identidad, su nombre anterior figuraba en todos los registros. Sin embargo, tras una serie de trámites, notas de pedido y reuniones, logró que la institución reconociera su verdadera identidad: Matías Mager.

La Fundación GARRA de Córdoba fue una organización que adoptó a Matías, y en donde el joven pudo formar sus primeros lazos de amistad. “Cuando decidí unirme era un grupo de 100 personas, que no sabía mi condición y tenía mucho miedo de que me rechazaran. Pero escribí un mensaje general en el grupo, conté mi situación y la gente lo entendió muy bien”, expresó.

Junto a amigos de la Fundación Garra.
Junto a amigos de la Fundación Garra. Foto: Gentileza

Encontrar trabajo, sin ser discriminado en el camino

Actualmente, encontrar trabajo no es tarea fácil. No obstante, buscar un puesto laboral siendo una persona trans es una misión casi imposible. “Tuve muchos rechazos laborales, en algunos me echaron, en otros, ni si quiera quisieron tomarme”, recuerda.

Cuidaba adultos mayores pero sus ofertas disminuían a la hora de la entrevista: “Visualmente era una mujer, pero yo me presentaba como Matías, entonces no me contrataban”. Con estas barreras latentes, el joven logró conseguir algunos trabajos puntuales que le permitieron mantenerse.

Posteriormente, decidió estudiar peluquería canina y afrontar una entrevista laboral, con todo lo que -para él- significaba. “En ese momento tuve mucho miedo de mostrarme como soy, de tener que explicar. Pero cuando me presenté, Tania, la dueña de Veterinaria El Naranjo, sólo tendió a informarme cómo trabajaban y no se detuvo en mi condición. Y fue lo más lindo que me podía pasar”, comparte.

Su lugar de trabajo desde hace 4 años.
Su lugar de trabajo desde hace 4 años. Foto: Gentileza

Actualmente, Matías continúa trabajando en el lugar; y fue su jefa y compañeras de trabajo quienes lo ayudaron a lograr su gran sueño: la mastectomía.

Una transición de vida

Hace tres años, Matías comenzó con el tratamiento hormonal, un paso que le permitió reconvertir varios detalles de su aspecto pero que le significó despedirse de uno de sus trabajos. “Ya había cosas que se empezaban a notar y la señora a quien cuidaba, empezó a rechazarme. Me decía cosas muy dolorosas, así que en plena pandemia decidí renunciar”, cuenta.

Su trabajo continuó en la veterinaria, aunque su disforia se agudizaba día a día. “Estaba muy frustrado con mi cuerpo. Me empecé a fajar con neopreno porque yo tenía mucho busto, pero los calores eran insoportables: empecé con sarpullidos, llagas, moretones”, relata.

Fue entonces que decidió poner su foco en la mastectomía, una cirugía que extirpa quirúrgicamente ambas mamas. Ante esta necesidad, encaró sus esfuerzos al sistema de salud público pero sus dos turnos de operación fueron cancelados.

“La cirugía quedó paralizada, pero yo estaba seguro de que eso era lo que quería. Así que hice un post en mi Facebook contando mi realidad, intentando escapar de la disforia de mi cuerpo. Subí una imagen de mi cuerpo lastimado por la faja, y lo que me significaba vivir con un cuerpo que yo no sentía mío”, explica.

Esa publicación fue vista por su jefa quien no sólo entendió lo que pasaba, sino que se puso a disposición de Matías. Fue en ese momento, que comenzaron los preparativos para concretar un sueño.

Noe, Ana y Tania (dueñas de la veterinaria) fueron las acompañantes de su proceso de transición.
Noe, Ana y Tania (dueñas de la veterinaria) fueron las acompañantes de su proceso de transición. Foto: Gentileza

De camino a un sueño

Primero realizaron una rifa, con 100 premios donados por desconocidos que sólo quisieron colaborar. “Me llegó mucho amor sincero”, destacó Matías. La movida logró recaudar 25 mil de los 170 mil pesos que se necesitaban para la operación.

El valor restante fue cubierto con la ayuda de su jefa, quien tomó un préstamo para que pueda acceder a la operación. En agosto del 2021 se concretó la operación en un instituto privado de la ciudad de Córdoba.

“Era una operación muy grande y no tuve el acompañamiento de mi familia. Sin embargo, conté con todos los amigos que me hice en Córdoba y eso fue reconfortante”, reconoce Matías. Y agregó: “Lo primero que hice fue llorar, porque la cirugía me significó mucho esfuerzo y trabajo”.

La operación significó un esfuerzo no sólo económico sino también emocional.
La operación significó un esfuerzo no sólo económico sino también emocional. Foto: Gentileza

La operación cambió totalmente su vida, sobretodo, su parada ante el mundo. “Fue un cambio tremendo, la gente empezó a mirarme con otros ojos. Me cambió la predisposición al trabajo, mi trato con la gente, mi cuestión emocional. Cambió mi vida”, relata.

Un proceso para nada sencillo

La transición de Matías tuvo también su lado difícil, donde no sólo debió enfrentar discriminación y rechazo, sino que siempre tuvo que luchar con el miedo latente a quedarse solo por su decisión de vida.

“Siempre tuve miedo de quedarme solo, perdí muchos amigos y familia por mi condición, pero siempre seguí fiel a lo que necesitaba para ser feliz”, recalca.

Recuerda, incluso, que en cuestiones laborales lo llegaron a echar de domicilios por el hecho de ser trans: “No querían que alguien como yo fuera visto por sus hijos”. Aun así, con ésta y más experiencias similares, nunca se dio por vencido.

“Al principio me dolía mucho porque decía ‘¿cuánto más tengo que hacer para que la sociedad me respete?’. La gente tiene muchos prejuicios con la comunidad. Es un doble esfuerzo el nuestro, que tenemos que explicar nuestra condición y esperar que no nos rechacen por el tema”, explica.

Post-operación.
Post-operación. Foto: Gentileza

Un mensaje para quienes lo necesiten

Frente a la situación actual de la sociedad con la comunidad LGTBIQ+, Matías acuerda con la necesidad de una información masiva e inclusiva para todas las edades. “Hace falta una política de información; que se brinden herramientas para la ayuda y que sea gente de la comunidad quien lo haga. Necesitamos canales masivos que muestren nuestra realidad”, opinó.

Mientras que, compartió un mensaje para quienes se encuentran en un proceso de transición de género: “Les diría que sigan siempre a su corazón, que no se deje llevar por ‘lo que está mal’. Cada transición es diferente, y lo principal es saber aceptarse. Es muy necesaria la compañía de los amigos, la familia, y estar preparado para todo lo que va a pasar”.

La post cirugía le permitió alcanzar un poco más su verdadera identidad.
La post cirugía le permitió alcanzar un poco más su verdadera identidad. Foto: Gentileza

Actualmente, Matías lucha por conseguir su documento que afirme su nueva identidad. “Al documento lo intento cambiar hace mucho tiempo. Pero nací en Alemania y piden muchas condiciones para el cambio de identidad, ya que no es la misma ley que en Argentina. Por eso, estoy en proceso de solicitar la nacionalidad argentina y acogerme de la Ley de Identidad de Género”.

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