Cómo es ir a jugar al rugby contra Arsenal de Zárate, el club de los rugbiers que mataron a Fernando Báez Sosa

La institución tuvo que pasar por un profundo cambio -como el todo el rugby argentino- luego de que un grupo de sus jugadores fueran los responsables del brutal asesinato del joven el Villa Gesell.

Vilo vs Arsenal Zárate, en 2019.
Vilo vs Arsenal Zárate, en 2019. Foto: diego_paiz

El crimen de Fernando Báez Sosa quedó como uno de los puntos de inflexión en sociedad argentina debido a la indignación que causó el brutal asesinato. Mientras se desarrolla el juicio a los ocho imputados (algunos jugadores del Club Arsenal de Zárate), cientos de cuestionamientos aparecen en las redes sociales, como en las charlas de café, sobre cómo fue que a les ocurrió a ocho ‘rugbiers’ semejate locura”, con especial énfasis en el deporte como el provocador del hecho.

Incluso, ha sido viral en las últimas horas un video de Agustín Pichot, uno de los máximos referentes del rugby argentino, donde habla de la “naturalización” de la violencia en el deporte luego del asesinato. Un juego en equipo que siempre fue referencia del compañerismo y con el foco en “hacerse amigos”, ahora “cuestionaba” en los rituales de iniciación o bromas que estaban marcadas por la violencia.

Claro, aquellos que hemos tenido la posibilidad de jugar en algún club, lo hemos vivido en carne propia con momentos que memorizamos como divertidos, pero que tenía una parte violenta. Que te corten el pelo cuando llegas a una categoría nueva, tener que atender los terceros tiempos, hasta tener que ir un día de semana a limpiar el vestuario o ver golpizas cuando un amigo debutaba en primera.

Fernando Báez Sosa, asesinado en enero de 2020 en Villa Gesell.
Fernando Báez Sosa, asesinado en enero de 2020 en Villa Gesell.

Sin embargo, el asesinato de Fernando Báez Sosa fue la gota que terminó de rebalsar el vaso en la sociedad. Un vaso que estaba cargado con varios hechos de peleas en las calles que tenían involucrados a jugadores de rugby. El deporte pasó a ser el centro de atención de los medios, como también de las personas en la vida cotidiana.

Los ocho rugbiers de Zárate no solo marcaron sus vidas y la vida de los padres de Fernando, sino la de todos aquellos que fuimos testigos de algún hecho de violencia y que dejó marcado a quienes amábamos este deporte. Sin embargo, esto llevó a un cambio obligatorio. Sea culpa o no del deporte, lo cierto era que los jugadores eran los que se veían involucrados en acciones de violencia y que cada vez era más recurrente.

Los ocho rugbiers imputados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23)-
Los ocho rugbiers imputados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23)-

Ese cambio empezó a llegar desde la Unión Argentina de Rugby, con algunos programas que buscaban que los jugadores tuviéramos una mirada crítica sobre lo que pasaba dentro de nuestros clubes o lo que veíamos en las salidas a un boliche, mientras que otros necesitaron comprometerse a hacer un cambio profundo desde dentro del propio club, como fue el caso de Arsenal de Zárate.

Qué cambió al jugár contra Arsenal de Zárate después del asesinato de Fernando Báez Sosa

Cuando uno escuchaba hablar de Zárate, las palabras siempre le remitían a lo mismo: “una batalla”. Quienes competimos en la tercera división de la URBA sabemos que en esa categoría los partidos, por lo general, dan la impresión de esa palabra. Sin embargo, cuando después del 2020, pandemia mediante, tuvimos estos encuentros con el equipo del Ombú, la sensación que dejaron fue otra.

Arsenal Zárate vs Vilo.
Arsenal Zárate vs Vilo. Foto: Gentileza de Náutico Arsenal Zárate/Rugby Champagne

¿Por qué? Primero porque cuando hablo de “batallas” me refiero a que son partidos que por lo general pueden tener alguna riña o encontronazo dentro de la cancha. Pero esta vez, algo había distinto: cuando se podía dar una situación así, automáticamente los ánimos se calmaban para continuar el juego.

Seguro cuando uno lo escribe así, la reacción tiende a ser que esto debería ser “lo normal”, bueno, el caso es que pocas veces se vio semejante determinación a bajar los cambios y que no haya enfrentamientos. Mi sorpresa a esa situación fue tal que decidí hablar con algunos de los referentes de mi club Vicente López o Vilo, para los amigos.

Ahí me contaron qué fue lo que había pasado después del asesinato de Fernando allá en enero del 2020: un cambio. Lo mismo que le pasó a la sociedad, pero puertas para adentro. La frase fue “o cambiaban o se iban del club”, algo que fue transformador para la cultura del rugby.

Los Pinos vs Arsenal Zárate.
Los Pinos vs Arsenal Zárate. Foto: Gentileza de Náutico Arsenal Zárate/Rugby Champagne

Esa actitud se fue trasladando a los equipos, en parte por idea de los referentes, como por pedido de la URBA. De hecho, este año que me tenía que “rapar” por haber debutado en primera, me dieron la chance de que no tenga que hacerlo si no quería.

Creo que los dos encuentros que tuvimos en el año representaron lo que es jugar al rugby: partidos físicos, duros, con golpes, pero divertidos, donde sea, justamente, un juego.