Por qué a un país que produce dólares nada le alcanza

En el 2022 hubo récord de exportaciones y hace tres años que el país registra superávit comercial. No alcanzan las divisas porque hay demasiados pesos en la economía.

Sergio Massa surfea una nueva corrida cambiaria (Claudio Gutiérrez / Los Andes).
Sergio Massa surfea una nueva corrida cambiaria (Claudio Gutiérrez / Los Andes).

Vuelve la burra al trigo. El dólar, una vez más, desató en la Argentina una crisis gravísima en términos de inestabilidad cambiaria, que puso en riesgo incluso la integralidad del Gobierno.

“El martes, no sabíamos si llegábamos al viernes”, confesó el dirigente kirchnerista y funcionario de la provincia de Buenos Aires Andrés Larroque, cuando la corrida –la tercera de la gestión de Alberto Fernández– se había logrado contener.

En abril el dólar paralelo avanzó 20% y recicla la pregunta de siempre: ¿por qué el alza en la cotización del dólar es tan desestabilizante para la Argentina? ¿Cómo es posible que un país que genera dólares esté, cada tanto, contra las cuerdas porque lo que produjo no es suficiente?

Infografía: Los dólares que hay y los que faltan
Infografía: Los dólares que hay y los que faltan Foto: Enzo Oliva

Lo primero a subrayar es que el país produce dólares: el 2022 fue récord en exportaciones, la fuente por excelencia para que entren divisas al país. Aunque fue más por precio que por cantidad, se exportaron bienes por 88.466 millones de dólares y, con los servicios, superaron los 100 mil millones. La marca anterior era de 2011, con 95 mil millones.

¿Podría ser mayor todavía esa cifra? Obvio. El complejo industrial agroexportador trabaja lejos de su capacidad instalada y la superficie agrícola sembrada no avanzó como podría haberlo hecho.

Alberto Fernández y Sergio Massa
Alberto Fernández y Sergio Massa

En los últimos 10 años, por ejemplo, la producción de soja pasó de 40 millones a 44 millones de toneladas. En el lapso que Argentina creció 10%, Brasil pasó de 67 millones a 144 millones: avanzó 115%.

Retenciones, atraso del tipo de cambio y una mirada históricamente sesgada del kirchnerismo hacia el campo explican por qué ahí se perdió semejante oportunidad. Se mochó la fábrica de dólares: en 2022, la agroindustria aportó el 67% de las exportaciones totales, pero una mirada estratégica de incentivos al sector podría hoy ofrecer el doble de lo que aporta.

Tenemos, ¿pero?

Pero lo cierto es que, aun lamentando lo que podríamos ser y no somos, la Argentina tiene dólares. Claro que hay que mirar la contrapartida de eso: “Estuvimos con niveles récord de exportaciones, pero también de importaciones, causado por un atraso cambiario que tiende a ralentizar las expo y a acrecentar las importaciones”, señala el economista Salvador Vitelli, de la consultora Romano Group.

Un dato más: mucho de lo importado es energía que se paga cara, con dólares, y se cobra en pesos, a un tercio de lo que cuesta.

Entra en juego otro factor que explica el estrés: el atraso cambiario. La comparación con 2018 no es en vano: los 200 pesos promedio por dólar oficial del primer trimestre de 2022 son casi iguales a los 20 pesos de hace cinco años, ajustados por inflación local e internacional.

“Para volver al tipo de cambio real multilateral de 2019 o 2020, años en los que se registraron superávits en torno a los 14 mil millones de dólares, el dólar oficial debería estar en 260 pesos, 30% más”, dice Andrés Borenstein, de Econviews.

O sea, pasando en limpio: hay dólares, pero baratos, lo que exacerba la demanda. Ergo, nunca son suficientes.

Jorge Vasconcelos, del Ieral de Fundación Mediterránea, le agrega otra explicación: el cepo. “Si bien el tipo de cambio en 2018 parecía apropiado para impulsar las exportaciones, no alcanzaba a desalentar la demanda de dólares por motivo ahorro”, dice, ya que estaba muy fresco el recuerdo del cepo de 2011 a 2015.

Y hace una pregunta incómoda, imaginando una normalización cambiaria: “Supongamos un dólar a 350 pesos, que hace que nuestras exportaciones sean competitivas. ¿Qué haría la gente si pudiera comprar dólares a 350 pesos sin restricciones? Los compraría antes de que reintroduzcan el cepo”, se responde a sí mismo. Conclusión rápida poselecciones: no suena razonable levantar “ya” todo el cepo, como se hizo en 2015.

Pivoteamos acá en una explicación que ensayó la propia Cristina Fernández, en su “clase magistral de economía” en La Plata. “Hay una vocación de la sociedad por elegir como moneda de reserva y de ahorro al dólar”, agregó. Y aseguró entonces que la inflación en una economía bimonetaria como la nuestra “está atada a la escasez o abundancia de dólares”.

La vicepresidenta Cristina Fernández en la Escuela Justicialista (Federico Lopez Claro / La Voz)
La vicepresidenta Cristina Fernández en la Escuela Justicialista (Federico Lopez Claro / La Voz) Foto: Federico Claro

“No les entra a los técnicos del FMI, no les entra porque es difícil entender a los argentinos, consideremos que somos muy especiales”, sostuvo la vicepresidenta. Explicó luego que la restricción externa es histórica, porque el campo no produce los dólares suficientes que demanda la industria, lo que genera tensiones que terminan en una devaluación y a eso se le suma esta “vocación” argentina de irse al dólar.

¿Vocación? “Tenemos esta relación tan desesperada contra el dólar porque no tenemos moneda, ése es el principal problema que nos hace volcarnos al dólar. Hay poca credibilidad en las autoridades, lo que hace que ante cualquier incertidumbre, suba el dólar; pero no es que sube el dólar, sino que se cae el peso”, dice Vitelli.

“Es cierto que este año tenés una sequía monumental que tiene su impacto, pero la realidad es que la política monetaria que fue la gran responsable del problema hoy, dado que este Gobierno decide emitir ante cualquier problema: faltan dólares y emite para un dólar soja, se caen los bonos y emite para comprar bonos, el tesoro no llega con su destino fiscal y emite para sostener el gasto”, agrega el economista Christian Buteler.

“Obviamente todas esas emisiones irresponsables terminan en la crisis que tenemos hoy. Más allá de las externalidades que también la pueden afectar, el principal responsable siempre es el gobierno local”, dice.

¿Y entonces? Cristina dice que el acuerdo con el FMI es el que genera la inflación y que hay que discutirlo, de modo de pagar la deuda con el superávit comercial. O sea, sólo si Argentina ahorra. Sería eso hasta una “invitación” a seguir atrasando el tipo de cambio, ya que sería negocio entonces no tener saldo comercial.

“Ella construye la realidad a partir del relato y parte de un mal diagnóstico, dado que la inflación crónica es porque sobran pesos”, dice el economista Daniel Montamat.

“Cuando replanteemos a partir de la estabilización, las reformas estructurales, la estrategia de desarrollo de largo plazo, vamos a dejar de hablar de la carencia de dólares porque la Argentina tiene todas las condiciones para tener un mercado cambiario que funcione correctamente”, agrega.

“Hay que tener cuidado que no pase lo que ha pasado en otras oportunidades, que cuando se estabiliza la economía sobrevaluamos el tipo de cambio, es decir, el dólar pasa a ser barato y destruímos otras actividades. Para evitar eso, con el superávit fiscal que algún momento deberemos volver a tener, hay que comprar parte de los dólares del superávit comercial y armar fondos soberanos, como tienen algunos países de Europa o Chile”, propone.