Día Internacional del Orgullo: Gualeguaychú inaugura la muestra “Memoria con Orgullo, de la Barra Divertida”

Cada 28 de junio se llevan a cabo en Argentina y el resto del mundo celebraciones por el Día del Orgullo. En Gualeguaychú se encuentra disponible una muestra fotográfica que cuenta parte de la historia de la ciudad.

La exposición “Memoria con Orgullo, de la Barra Divertida al presente”, es un trabajo que pretende rescatar la historia LGBTIQ+ contada a través de sus protagonistas, en nuestra ciudad. Logros, luchas, conquistas y resistencias en otros momentos que han permitido a la ciudad ser cuna de la Diversidad.

Fundamentación/objetivos de la muestra

Esta es una muestra fotográfica de tipo narrativa contra hegemónica visual que intenta contar una historia sobre aquellas experiencias, expresiones y voces que han sido excluidas de la historia local. Por lo tanto, cada foto tiene un valor político, y pone de manifiesto el lugar de resistencia que ocupan y ocuparon las personas y situaciones aquí registradas.

Closet o ropero: así nombrado desde el lunfardo LGBTIQ+ local, es un dispositivo de regulación de la vida social que actúa sobre las sexualidades y cuerpos disidentes. En Gualeguaychú el carnaval, el desfile de carrozas, ciertos boliches y espacios de encuentro fueron y son lugares donde el orgullo como potencia posibilita ser más allá de la cultura del ropero.

En fotografía, se llama negativo a la película que se utiliza en la cámara fotográfica convencional para, seguidamente, realizar el positivado en papel. Las partes del negativo en las que ha incidido la luz se verán con un color oscuro, mientras que en las partes donde no ha incidido, quedarán transparentes. Si nos dejamos llevar por la metáfora, el closet o ropero sería aquella cámara, aquel espacio oscuro donde se filtró la luz de estas experiencias, donde hoy el negativo es revelado para pasar a ser parte de memoria colectiva, a memoria con orgullo.

Carnaval

La década de 1970 es sin dudas una de las más oscuras de la historia Argentina. En épocas donde “casi todo estaba prohibido” y todo resultaba una amenaza, principalmente si eras de la comunidad LGTBIQ+, el carnaval siempre hizo su magia.

En el carnaval barrial o corso barrial, como condición para participar, había que pedir permiso y mostrar que traje se usaría en la fiesta popular. En ese contexto, un grupo de varones se atrevió a irrumpir con su arte, con una impronta que desarmaba con cualquier norma establecida y sería el principio de una verdadera revolución: “La barra divertida” una murga que data de 1952, incorporaría mujeres y transformistas, para comenzar a escribir una nueva historia.

De la mano de Juan Carlos “Juancho” Martínez, Pablo Weigant, Tomas Sagala, “la Esteban Internacional”, los maquillajes, el esplendor, vestuarios de reinas, marquesas y la figura de “María Antonieta” pasarían a ser el momento más importante y esperado del carnaval barrial. Gualeguaychú, y su movimiento LGBTIQ+ encontró desde ese momento un lugar, el carnaval.

El carnaval se convirtió así en la cuna del movimiento de la diversidad durante los años 80, donde la movida mundial del “destape”, surgido en España, permitió utilizar el cuerpo como un espacio de visibilización personal y político; también habilitó la construcción de la identidad sexual en un hecho artístico, donde transformar el dolor en arte.

El “Corso barrial” y el Carnaval oficial, permitieron el paso de grandes personalidades y artistas de la cultura popular local. Gisela “Rony” Galante fue una reconocida travesti histórica de Gualeguaychú que brilló en los corsos populares, quien año a año era esperada por miles de vecinos para celebrar su arte. Fue asesinada en febrero de 2009, siendo el primer travesticidio de nuestra ciudad, lamentablemente, nunca esclarecido. Fruto de su legado cultural, en la actualidad, cada año el corso barrial, otorga “El premio Rony” en su honor.

Gualeguaychú ha logrado ser el faro de otras personas LGBTIQ+ del país y la región, quienes con su visita, fueron construyendo una ciudad amiga para todos.

Espacios de encuentro y expresión

“La Casa Blanca” hace casi cuatro décadas atrás, era una casa de barrio, humilde, pero funcionaba como un espacio de encuentro, siempre desde lo oculto, para la moral de algunas personas, pero hizo historia por lo que allí sucedía. Mujeres trans expulsadas de sus casas, varones gays y lesbianas de la época, encontraban en ese lugar todo aquello que el destino les iba quitando: un espacio para el disfrute de las hermandades trans, un lugar fraternal. Todo esto permitió ser casi el primer lugar de encuentro y sentido de pertenencia de la comunidad LGBTIQ+ de la ciudad.

Su dueña, Ale Barbosa, abrió las puertas de ese lugar, su casa, para dar cobijo e identidad a quienes lo necesitaran. Su nombre es siempre bien recordado y enaltecido. “Ale” es la historia viva, de supervivencia, empoderamiento y resiliencia.

“El cuerno rojo” era otro espacio de encuentros. También era una casa familiar, con una parra en el patio, la escenografía natural del lugar. Allí, se realizaban bailes, fiestas, “casamientos de mentira” y era otro de los lugares donde “poder ser”. Allí no había luz y se musicalizaba con un grabador, el cual se mantenía gracias a los aportes de dinero de quienes asistían, comprando entre todos las pilas que el aparato necesitaba para funcionar.

Así, con el paso del tiempo, las casas familiares o personales, comenzaron a funcionar como espacios creativos y de expresión. Fiestas temáticas, de disfraces, celebraciones de cumpleaños, se convirtieron en las “fiestas LGBTIQ+” del colectivo. Estos lugares permitieron ser la cuna de grandes artistas que, con el correr del tiempo, iban a ver el nacimiento de grandes artistas del transformismo y la fonomímica.

“La casa de la Rosy”, modista, y madre de una joven trans de la época, facilitaba la confección del vestuario y también prestaba su casa como espacio de encuentro, que muchas veces implicaba, usar sus zapatos, ropas y donde las cortinas de su casa, a veces, también se utilizaban de vestuario.

Algunos boliches como “El rincón de las Brujas”, “El Ángel” (en calle Ayacucho), “Le port”, “Lola Pub”, “Safari”,” Arena”, “La Luna”,“Lemon” y el reconocido Show de “El Ángel” (en calle San Lorenzo, donde actualmente se encuentra) fueron, desde la movida nocturna, esos lugares de encuentro, con perspectiva de diversidad que, hicieron historia para el colectivo de la ciudad.

Actualidad

La perspectiva de diversidad en la ciudad ha permitido al colectivo LGBTIQ+, dar distintas luchas y batallas por seguir creciendo en la equidad, aportando una mirada y revisión de los espacios que se han conquistado.

En noviembre del año 2017, la ciudad celebró la diversidad, izando por primera vez la bandera que identifica al colectivo y se colocó la insignia en la fachada del Palacio Municipal.

En los últimos años, el colectivo trans ha logrado una mayor visibilización de sus reclamos. Se conquistó cupo laboral trans en el ámbito de la administración pública municipal, trabajos en espacios cooperativos y en otras instituciones, como el hospital centenario-bicentenario.

Gualeguaychú tendrá la primera “Casa de la Diversidad”, será un espacio para toda la comunidad, donde se podrá abordar la perspectiva de diversidad desde las infancias hasta la vejez.

En noviembre de 2021 bajo el lema “Somos orgullo comunidad y lucha” se realizó la primera Marcha del orgullo en Gualeguaychú.

“Ellos corrieron el límite”

Rescatar imágenes de la historia oculta, testimonios, valorar personas y una historia que merece ser compartida. Desde el 28 de junio a partir de las 17:00 al 1 de julio, en el salón del Honorable Concejo Deliberante (Yrigoyen 75) estará disponible la muestra fotográfica.