Dura réplica de Barrientos ante la medida adoptada por el Vaticano en su contra

Aunque sigue siendo sacerdote, el jujeño está inhabilitado para ejercer su ministerio

El sacerdote jujeño Gustavo Barrientos, en México
El sacerdote jujeño Gustavo Barrientos, en México

Pocas horas depués de que por conductos oficiales tomara estado público la decisión del papa Francisco de aplicar la pena de la "dimisión del estado clerical" al jujeño Gustavo Barrientos, medida adoptada el pasado 8 de octubre, el sacerdote respondió de inmediato a las consultas de Vía Jujuy y remitió una carta en la que hace una reseña de la cuestión.

En este descargo refiere sus inicios en la práctica del espiritismo y el exorcismo, repasa las tensiones de su relación con el entonces obispo local, el monseñor Marcelo Palentini, y explica la razón por la cual desistió de acudir al último llamado que se le hizo desde el Vaticano para ejercer su defensa, afirmando que en esa instancia había "gato encerrado".

Dice también Barrientos que no obstante ser una "sentencia injusta" la que se le impuso, seguirá "trabajando con la misma convicción aunque la Sinagoga y los neo fariseos quieran intimidarnos".

A continuación, la carta enviada a la Redacción de Vía Jujuy:

"Muchos se habrán desayunado hoy con la noticia que emanaba desde el parte que emitió el Obispado, con respecto a mi dimisión del estado clerical quitándome el peso de mis obligaciones, como si fuera un peso el tema de las tres promesas a las que dije "sí" con tanto amor, que fueron la de ser célibe, la de llevar una vida de despojo de lo material, y la de ser obediente en primer lugar al Señor y a su mandato, y luego a su Vicario y a sus representantes que son los Obispos.

Desde el 2002 tuve un fuerte llamado del Señor a través de una experiencia mística, donde me daba a conocer su preocupación por las personas aquejadas por las diversas infestaciones demoníacas y que también eran víctimas de brujería y el crecimiento del neopaganismo, la adhesión a distintos ídolos.

El sacerdote jujeño Gustavo Barrientos, oficiando misa durante su estadía en México. (Foto de archivo)
El sacerdote jujeño Gustavo Barrientos, oficiando misa durante su estadía en México. (Foto de archivo)

Abracé el mandato sabiendo que para servir a través de este carisma, iba a ser difícil, porque me iba a tener que encontrar con miles de obstáculos, incomprensiones, aún de quienes pastorean celosamente a su grey. Digo "celosamente" porque allí pude descubrir el Espíritu de control y los mil mecanismos que se utiliza para apagar la fuerza del Espiritu Santo con calumnias, descalificaciones y miles de artilugios para asustar al instrumento y desalentar a quienes buscan una luz de esperanza.

Me encontré con un Obispo, Mons. Palentini, quien desde el 2008 decía que estaba suspendido y manifestaba que yo realizaba celebraciones satánicas, que estafaba a la gente. En el 2009 me envía un decreto nombrándome Vicario de una Parroquia, con palabras verdaderamente muy halagadoras, reconociendo el valor de mi ministerio y de mi Carisma. En el 2010 ponen en el transparente de La Rioja que yo estaba castigado y solo tenía permiso para ejercer en esa Parroquia. En el mismo año pidió que este comunicado se extendiera en dicha provincia para todas las reuniones de decanato.

En Catamarca nos mandó la Policía, que irrumpió en una oración, pero que se tuvo que retirar porque no tenía orden judicial para persuadir de esa manera a la gente.

En Italia hizo comunicar que la gente se moría en mis misas, que la gente se volvía loca, con circulares de por medio.

Miles de veces hizo decir que yo ya no era sacerdote o que era sacerdote "trucho", cuando fue él quien me ordenó.

El Obispo actual (NdR: monseñor Daniel Fernández) hizo decir que había sentenciado como cismático. En la Vigilia de las celebraciones más de un sacerdote expresaba todo tipo de fábulas con respecto a mi persona y a mi misión.

Me hicieron venir dos veces con la intención de preparar un documento para presentar al Vaticano y cuando llegué me salieron con argumentos mentirosos, para que no pueda ejercer mi defensa. Me pidieron que buscara un canonista "de peso" para que me defendiera, y di con el canonista "de peso", pues di con quien era el verdadero juez, y no el sinvergüenza de juez que firmaba las notificaciones intimidatorias diciendo, allá por la octava de Pascua, con una actitud de enojo y de soberbia alarmantes, que yo ya había sido sentenciado, que había declarado que era Cismático, etc, etc.

Me mintieron en estos dos regresos. Me cansé de hablar al Vaticano, donde sabían de mi inquietud a la manera de relato que deben estos mentirosos con respecto a mis intenciones.

Hace unos días me llegó la documentación, cuando yo había presentado un documento donde pedía que se evalúe (la situación) por las irregularidades que había y que estaban probadas en este proceso. Pero el documento estaba firmado ya el 8 de octubre y el Canonista decía que yo tenía que presentarme para "hablar". No me presenté porque había "gato encerrado". Al otro día me llega la notificación del Vaticano diciéndome que no me acerqué a comparecer, cuando la nota del Vaticano decía que la sentencia era suprema e inapelable.

Así, ¿qué objeto tenía comparecer?

Dicen que los misericordiosos me dieron tiempo para que me arrepienta.

Saben del trabajo que hemos desarrollado y que seguiremos desarrollando en pos de la liberación, sanación y salvación de tantas almas. Nuestro trabajo siempre ha sido intenso y seguiremos trabajando. Yo soy Sacerdote para siempre y por más sentencia injusta que haya, seguiré trabajando con la misma convicción aunque la Sinagoga y los neo fariseos quieran intimidarnos.

Bendiciones."