La Revolución de mayo de 1810 en Jujuy: ya nada sería igual

Un día para reflexionar sobre un pasado que fue construyendo un proyecto político. Por el Dr. Nicolás Hernández Aparicio*

Cabildo de Buenos Aires.
Cabildo de Buenos Aires. Foto: Vía Jujuy

Entre 1810 y 1850 la ciudad de Jujuy era una ciudad pequeña, que se extendía desde la Plaza de Armas (hoy Plaza Belgrano) hasta los comienzos de los campos de La Tablada (los actuales hospital Pablo Soria y el parque San Martín); ocupando el espacio comprendido entre los ríos Grande y Xibi Xibi. A pesar de ser una ciudad chica, registraba un amplio movimiento de personas, en tanto paso hacia “las provincias de arriba”, en referencia al Virreinato del Perú, y las “provincias de abajo”, el territorio rioplatense.

El inicio del siglo XIX fue un tiempo de cambios en el Virreinato del Río de la Plata. La figura de Napoleón Bonaparte, Primer Cónsul de Francia desde 1799, y su posterior conversión en Emperador a partir de 1804, alteró las relaciones geopolíticas de Europa. En 1807 sus tropas invadieron Portugal, provocando la huida de su corte hacia el Brasil. Mientras tanto, en el Río de la Plata se habían sucedido dos invasiones del Imperio Británico, en 1806 y 1807, que demostraron la debilidad de la Corona Española, provocando el surgimiento de milicias y grupos políticos revolucionarios.

Jujuy antiguo. Memorias del Gral. José María Paz (1968).
Jujuy antiguo. Memorias del Gral. José María Paz (1968). Foto: Memorias del Gral. José María Paz

En 1809 se produjo un levantamiento popular en la ciudad de La Plata (hoy Sucre), conocida como la Revolución de Chuquisaca. Esto repercutió en la calma de la sociedad de Jujuy. Para ese entonces, las jurisdicciones se organizaban bajo el sistema de Intendencias, creadas por las Reformas Borbónicas del siglo XVIII, que hacían de las actuales provincias de Salta y Jujuy, un único territorio.

JUJUY, UN TERRITORIO TRASCENDENTAL

Un año después, la Revolución de mayo de 1810 provocó la adhesión inmediata en la primera ciudad, mientras que, en Jujuy, la amenaza de una posible invasión realista, retardó la adhesión y dividió a la sociedad.

La Junta Revolucionaria conformada en Buenos Aires era consciente de que la proclama del 25 de mayo provocaría la reacción realista, por lo que el Ejército Auxiliar del Norte, al mando del coronel Antonio González Balcarce, llegó a Jujuy a fines de septiembre de 1810.

La tranquilidad de la ciudad pasó, de un día para el otro, a convertirse en escenario de guerra. La situación impuso contribuciones voluntarias para proveer al ejército.

Dr. Nicolás Hernández Aparicio, docente e investigador, autor de la nota.
Dr. Nicolás Hernández Aparicio, docente e investigador, autor de la nota. Foto: Vía Jujuy

Las tropas avanzaron hasta Yavi, donde se le unieron milicianos provenientes de Tarija. Luego de algunas escaramuzas en Cotagaita, las tropas se replegaron en Nazareno (hoy Salta), recibiendo auxilio desde Jujuy. El 7 de noviembre se dio la primera gran batalla, en los campos de Suipacha, con el triunfo de los revolucionarios, que avanzaron hasta Tarija y Potosí.

LAS IDEAS DE BELGRANO Y MORENO

Sin duda alguna los sucesos de 1810 transformaron un territorio, que, ante la ruptura del orden colonial, pasó a convertirse en teatro de operaciones.

La guerra revolucionaria no sólo fue un corte profundo del dominio colonial, sino que también generó rupturas en la sociedad jujeña, en donde, así como hubo hombres y mujeres que se sumaron a la causa, también existieron otros sectores más reacios a la guerra, ya que todo conflicto implicaba una alteración en los circuitos económicos tradicionales.

"La presencia de Belgrano (en Jujuy) a partir de 1812, abriría otro capítulo en la causa revolucionaria", sostiene el Dr. Nicolás Hernández Aparicio.
"La presencia de Belgrano (en Jujuy) a partir de 1812, abriría otro capítulo en la causa revolucionaria", sostiene el Dr. Nicolás Hernández Aparicio. Foto: Vía Jujuy

La presencia de Belgrano a partir de 1812 abriría otro capítulo en la causa revolucionaria, al trastocar definitivamente los antiguos lazos que habían estructurado el dominio español hasta entonces.

Pensar en Mayo de 1810 hoy, no sólo debe significar una fecha en la cual se conmemora héroes y proezas, sino también reflexionar sobre un pasado que, al calor de la historia misma, fue construyendo un proyecto político, en el cual las palabras de Mariano Moreno hoy aún resuenan: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía”.

(*) Docente de la UNJu/Conicet.