Excombatientes de Malvinas: un soldado argentino y un oficial inglés nominados al Premio Nobel de la Paz

Julio Aro y Geoffrey Cardozo, los soldados que combatieron en Malvinas y trabajaron para que hoy se pueda reconocer la identidad de los "soldados solo conocidos por Dios".

Nobel de la Paz
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Julio Aro es un hombre de origen bonaerense que, con 19 años, fue convocado y destacado a Malvinas para servir en las líneas del Ejército Argentino durante el conflicto. Julio ya había cumplido con el servicio militar obligatorio en 1981, pero al ser convocado fue a defender la Soberanía Nacional junto a sus compañeros del Regimiento de Infantería Mecanizada 6 de Mercedes (RI Mec 6).

Soldado Julio Aro, nominado al Premio Nobel de la Paz.
Soldado Julio Aro, nominado al Premio Nobel de la Paz.

Por otro lado, en las líneas británicas, estaba el capitán Geoffrey Cardozo, 32 años, quien se desempañaba en la Logística del Ministerio de Defensa británico. Luego del enfrentamiento, la superioridad le ordenó a Geoffrey que se encargue de reunir los cuerpos de los caídos en combate. Él reunió los cuerpos, los limpió, los cubrió con un manto blanco, los colocó en las bolsas de óbito y los enterró. Así armó el cementerio.

Geoffrey Cardozo - 1982 - nominado al Premio Nobel de la Paz.
Geoffrey Cardozo - 1982 - nominado al Premio Nobel de la Paz.

Pasaron los años y con el devenir de la democracia vino también el proceso de desmalvinización, del cual varios soldados de las tres fuerzas no pudieron ser ajenos. Ese fue el caso de Julio Aro, quien sufrió estrés postraumático, pero con el acompañamiento de su familia logró ponerle fin a ese tormento. Esto le dio fuerzas para viajar a Malvinas a cerrar ese capítulo de su vida.

Así fue que, en 2008 volvió, pero se topó con la sorpresa de que, en el Cementerio de Darwin, los cenotafios estaban sin identificar. Esto le abrió la inquietud de hacer algo para identificar a esos compatriotas que dieron su vida por la Patria.

Julio Aro se encontró con las tumbas sin identificar y pensó en hacer algo para identificar a esos compatriotas.
Julio Aro se encontró con las tumbas sin identificar y pensó en hacer algo para identificar a esos compatriotas.

Ese mismo año, viajó a Londres, Inglaterra, invitado por sus pares que en 1982 fueron sus oponentes. Allí se reunió con ellos y conoció al Capitán Cardozo. Este oficial británico había enterrado adecuadamente a los caídos argentinos y había redactado un informe con los datos y la información de la creación del Cementerio de Darwin. Esta información fue entregada al soldado argentino y fue una pieza fundamental para la posterior identificación de los "soldados solo conocidos por Dios".

Tras años de trabajo, reuniones en las cuales intervinieron los gobiernos de Argentina y Reino Unido, entes no gubernamentales, organismos internacionales, en 2017 se pudo comenzar el trabajo de identificar a los soldados. Hasta la fecha se identificaron más de un centenar de soldados (115 de 122 soldados a identificar). Esta tarea fue un ejemplo de hermandad, más allá de las banderas nacionales y políticas. Una iniciativa que impulsó el espíritu de un soldado argentino que, quiso que las familias puedan saber el paradero de sus seres queridos, soldados de la Patria.

"No llores, mami, que esto me lo busqué yo, es la vida que elegí", así de despedía el subteniente Juan Domingo Baldini de su madre, Antonia Riscal, en abril de 1982 antes de partir hacia Malvinas.
En la foto, Baldini a izquierda, soldado reconocido N° 115.
"No llores, mami, que esto me lo busqué yo, es la vida que elegí", así de despedía el subteniente Juan Domingo Baldini de su madre, Antonia Riscal, en abril de 1982 antes de partir hacia Malvinas. En la foto, Baldini a izquierda, soldado reconocido N° 115.

Nunca fue su objetivo principal, ser reconocido públicamente por esa tarea, sino poder identificar a los soldados. "Haríamos un millón de veces más todo el esfuerzo y trabajo realizado con tal de devolverle la identidad a nuestros compañeros", dijo Aro, quien reconoció el enorme trabajo del oficial británico.

La postulación de ambos soldados, al premio Nobel de la Paz, fue impulsada por la Universidad Nacional de Mar del Plata, en el año 2018 y siguió la vía que debía seguir el trámite hasta llegar a hoy con la confirmación del Comité Noruego del Nobel. "Para mí, el premio es la cara de una madre con una pequeña sonrisa cuando sabe dónde está un ser querido en las Islas", dijo Geoffrey.

Las madres de aquellos soldados pudieron reconocer la tumba de sus hijos, quienes dieron la vida por la Patria en 1982.
Las madres de aquellos soldados pudieron reconocer la tumba de sus hijos, quienes dieron la vida por la Patria en 1982.

Asimismo, agregó "Cuando escuché que había madres que no sabían qué había pasado con sus hijos no lo podía creer. Cuando yo encontré a estos luchadores valientes argentinos recordé a mi madre que me dio un fuerte abrazo y un beso cuando partí a la guerra. Cuando los vi a ellos, pensé en sus madres"