A tres años de la cuarentena, cómo se vivió dentro de los geriátricos en Mendoza: “Los mataba la angustia, no el COVID”

Este lunes 20 de marzo se cumplen 3 años del inicio de la cuarentena por el COVID-19 en Argentina y desde VíaMendoza recordamos la delicada situación que atravesaron las residencias para mayores y cómo vivieron el confinamiento.

A 3 años de la pandemia, esta es la historia de cómo se vivió dentro de los geriátricos en Mendoza, particularmente en la residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza.
A 3 años de la pandemia, esta es la historia de cómo se vivió dentro de los geriátricos en Mendoza, particularmente en la residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza. Foto: Carolina Farah

El 20 de marzo del 2020, la historia de la provincia de Mendoza se vio sacudida, al igual que la de todas las regiones de Argentina, por no decir del mundo. Ese fue el primer día del fin de la vida que conocimos hasta ese entonces. Por órdenes del poder ejecutivo nacional, se declaró un aislamiento social y preventivo inquebrantable debido a la circulación del COVID-19.

Y así comenzó la gran cuarentena, que convirtió temporalmente a la tierra del sol y del buen vino en un lugar donde el día era indistinto a la noche, y la bebida que unía a los mendocinos era una copa vacía reflejada en la imagen de un celular.

El 21 de marzo, un día después del inicio del aislamiento obligatorio, se registró el primer contagio en Mendoza. Se trataba de una señora de 62 años que había viajado a Italia. Y junto con esa mujer, empezó la era del barbijo como moda, la videollamada como forma de comunicación diaria, y el temor como denominador común de la población.

Así estaban las calles durante el confinamiento en Mendoza.
Así estaban las calles durante el confinamiento en Mendoza. Foto: Redacción Los Andes

Aunque fue una época muy oscura, hoy se recuerda con alguna lágrima en los ojos sabiendo que se pudo superar. Así, cada ámbito e institución que conforman la vida social se vieron afectados de manera distinta, algunos más, algunos menos. Pero sin duda, los geriátricos como centros de salud y atención a personas mayores son los que más sufrieron las consecuencias.

VíaPaís pudo hablar con Carolina Farah, dueña de un geriátrico ubicado en Luján de Cuyo, Mendoza, el cual había abierto sus puertas pocos meses antes del confinamiento. Contó cómo se vivió la pandemia allí dentro, principalmente para los adultos mayores que vivían ahí, y cómo lograron salir adelante poniendo la salud de los residentes como principal prioridad.

Cómo se vivió la cuarentena en los geriátricos de Mendoza

La residencia para adultos mayores “Casa Grande” en Carrodilla, Luján de Cuyo, se inauguró en el año 2019. Cuando se declaró en marzo del 2020 la cuarentena obligatoria, la institución recién llevaba solo 6 meses de operación. “Recién arrancábamos cuando comenzó todo esto. Empezamos recibiendo solo a dos personas, pero cuando se cerró todo, ya eran 15 los adultos que vivían en el geriátrico”, contó a VíaPaís Carolina Farah, su dueña.

Residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza.
Residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza. Foto: Carolina Farah

El motor de este asilo fue siempre hacer sentir a sus residentes como en su hogar. Por eso, la institución está montada en una gran casa con jardín en donde los mayores pueden pasear tranquilamente. Incluso, Carolina contó que quienes gozan de mejor salud y movilidad, salen de vez en cuando en grupo a tomar un café por la zona.

Carolina es mendocina y médica clínica recibida en la provincia. Cuando inició la pandemia, ella seguía de cerca toda la información que se proporcionaba desde el Ministerio de Salud: no circular en la calle, limpiar con lavandina todos los objetos que ingresaban de afuera, y si alguno de los residentes o personal presentaba algún síntoma que correspondiera a los del covid, debía ser reportado y aislado de los demás hasta ser hisopado.

Pero Carolina sabía que los métodos tan restrictivos solo iban a empeorar la situación. “Haciendo mi propio análisis, me di cuenta de que la circulación viral del COVID era muy baja en Mendoza, por lo que el riesgo de contagio era mínimo aún”, expresó.

“Yo considero que la salud integral de una persona no es solo lo físico, sino también lo mental y emocional, ya que muchas enfermedades surgen a partir de somatizaciones”, contó. Carolina sabía que encerrar a los residentes no iba a ser una opción viable, ya que de por sí están en un lugar que no conocen, alejados de su casa, de su familia y sobre todo eso, sin poder tener contacto con el mundo de afuera.

Residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza en una tarde de juegos.
Residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza en una tarde de juegos. Foto: Carolina Farah

Por eso, Carolina tomó una decisión muy especial que no se vio en otros geriátricos. “Decidimos proteger la salud mental de los abuelos, y como la circulación del virus era baja, permitimos las visitas una vez a la semana. Obviamente, esto fue consensuado y charlado previamente con las familias, y todas dieron el sí”, comentó la dueña.

De esta manera, a partir del mes de abril, las familias pudieron ver a sus seres queridos en la residencia siempre y cuando se cumplieran ciertos cuidados como el uso de tapabocas y las visitas con turnos asignados. Este método funcionó muy bien y permitió que los residentes estuvieran un poco menos asustados y se sintieran acompañados.

Cómo evolucionó la cuarentena a mediados del 2020

Todo se complicó con la llegada de la primavera en el mes de septiembre. Algunos internos comenzaron a presentar síntomas, por lo que se procedió a hisoparlos. Sin embargo, lo que recomendaban las autoridades a Carolina le resultaba inhumano: “Querían que a los sintomáticos los aisláramos en una habitación solos, y que el único contacto con el afuera sea para darles la comida y medicamentos. Imaginate, personas de 80, 90 años, algunos con demencia senil, tener que encerrarlos y dejarlos solos. No los iba a matar el covid, pero si la angustia”, expresó.

Ella junto a su equipo de trabajo hicieron lo posible para darles a los residentes la mejor calidad de vida que pudieran durante un momento tan trágico. Aunque el panorama no era alentador, muchos de los residentes que se suponían contagiados por haber estado en contacto con la primera persona positiva del geriátrico, no tenían síntomas.

Entonces, ella misma tomó una gran decisión que daría un giro de 180° a su vida: llevar a las personas que dieron positivo a vivir con ella. Carolina está casada y tiene hijos, pero en ese momento, su hermano le prestó su casa para que pueda instalarse con uno de los adultos residentes y dos de sus empleadas con COVID y seguir su caso de cerca.

A pesar de los días difíciles. todos pudieron salir adelante en el geriátrico.
A pesar de los días difíciles. todos pudieron salir adelante en el geriátrico. Foto: Carolina Farah

Asimismo, junto con las familias, Carolina y el equipo decidieron no contarle a los residentes sobre los contagios, porque sabían que solo iba a servir para plantarles la idea de que indudablemente se iban a enfermar. “Ellos sabían por los distintos medios de comunicación que las personas que se contagiaban de COVID se enfermaban y morían. Aunque este no era un caso de manual, nosotras sabíamos que si les contábamos la verdad, inconscientemente ellos iban a concluir que se tenían que morir”, confesó

Sin embargo, a pesar de esos oscuros 20 días que Carolina tuvo que pasar, su voluntad y altruismo junto con su conocimiento médico la ayudaron a sacar adelante la institución junto con sus compañeras de trabajo. Con el tiempo, la situación fue mejorando y todos volvieron a convivir en la gran casa común donde habían empezado su historia.

Cómo funciona el geriátrico mendocino Casa Grande hoy en día

En el transcurso de la pandemia, lamentablemente hubo tres fallecidos, pero los motivos no fueron por COVID, sino otras enfermedades previas. Los años 2021 y 2022 los atravesaron ya con una nueva perspectiva del virus: había más información, más testeos y mucha más flexibilidad a la hora del diagnóstico.

“Hoy en día ya convivimos con el COVID, porque cualquier síntoma de gripe puede estar relacionado a eso como no”, expresó Carolina. Además, comentó la dueña que todos los residentes fueron vacunados y tienen cada una de las inyecciones al día.

Así festejan los cumpleaños en la residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza.
Así festejan los cumpleaños en la residencia para mayores Casa Grande, en Luján de Cuyo, Mendoza. Foto: Carolina Farah

Actualmente, son 22 las personas mayores que viven en esa casa. Con grandes ventanales y un hermoso jardín verde, todos reciben visitas de su familia diariamente. Cinthia, una de las empleadas del lugar, comentó a VíaPaís que “las familias están superpresentes y es una condición excluyente para los abuelos que están acá. Necesitan que su familia los vea y demuestren que piensan en ellos y se preocupan”.

La familia es lo más importante y eso es una de la tonelada de aprendizajes que nos dejó la pandemia. Por eso, estos días sirven para conmemorar a quienes ya no están y recordar que es lo que verdaderamente es vital en esta vida, para valorarlo y nuca más volverlo a perder.