Sobre las decisiones: la columna de Agustín Artucio Verzeñassi del Azar

Agustín hoy nos trae una reflexión sobre las decisiones que se toman en la vida. ¿Cuántas de las decisiones que tomaste a lo largo de tu vida categorizarías como malas?

Agustín Artucio Verzeñassi del Azar
Agustín Artucio Verzeñassi del Azar

¿Hay algo de lo que te arrepientas?

Y, de ser posible, ¿se te ocurre alguna que te gustaría cambiar?

A diario se escucha hablar de las malas decisiones.

De las que llevan a resultados poco beneficiosos o inesperados.

Esas que, sin saber, tomaste más que confiado.

Pero tiempo después te encontraste repensando.

Esas que terminan por hacerte daño.

Cuánto miedo y resentimiento para con las malas decisiones.

Esos: “Ojalá hubiese (…)” y “¿Por qué no habré (…)”.

A diario nos enfrentamos a numerosas disyuntivas.

Desde las más simples e insignificantes a las más complejas y significativas.

Vivir es elegir entre distintas opciones sin demasiada información, a veces con mucho y otras con poco tiempo de anticipación.

Qué ponerte, a dónde ir, qué hacer, cómo seguir. En la vida vas a chocarte con muchas situaciones en las que vas a tener que elegir qué camino seguir.

Qué camino seguir y cómo afrontar las decisiones que tomaste.

De entre todas las decisiones tomadas puede que encuentres alguna que quieras cambiar.

Una “mala decisión”, que te haya llevado a un destino equivocado, a sufrir algún que otro dolor, a replantearte la manera en que deberías haber actuado.

La vida es eso que pasa al replantearte todo tanto. Que todos tenemos cosas que deberíamos haber hecho distinto y nos gustaría poder cambiar. Sin embargo, nos sirven como recordatorio para aprender a largo plazo, para evitar repetir los mismos errores del pasado.

Tal vez no haya tal cosa como malas decisiones.

Y simplemente se trate de decisiones que, independientemente de ser buenas o malas, son parte necesaria y fundamental de la persona que sos.

Quizás no haya que distinguir entre buenas y malas, tratar de dejar de lado las consecuencias y prestar más atención a las enseñanzas. A qué te llevás de cada decisión tomada, a dónde terminaste y a qué lugar estás aspirando.

Quizás no haya tal cosa como “malas decisiones”, sino que la vida te pone en el camino los desafíos que necesitás para alcanzar tu mejor versión.

Quizás no sean “buenas” o “malas”.

Quizás sean solo decisiones.

Que además de formar tu historia y exponer quién sos, van definiendo a dónde te dirigís.