Opinión. La mala performance detrás del renunciamiento de Macri

El ex presidente reveló el misterio sobre su rol en las próximas elecciones y anunció que no será candidato. La decisión tiende a pulir la disputa interna en la coalición, pero también encuentra sentido en los complejos números que arrojan las encuestas.

Mauricio Macri 
Foto Federico Lopez Claro
Mauricio Macri Foto Federico Lopez Claro

Mauricio Macri finalmente anunció el domingo que no será candidato a presidente en las próximas elecciones. Su renunciamiento promete ser determinante para ordenar la extrema disputa interna de los aspirantes presidenciales del PRO que provoca cimbronazos en toda la estructura de Juntos por el Cambio.

Pero más allá de las buenas intenciones para dejar atrás una etapa de líderes mesiánicos, el paso al costado se explica por los números de las encuestas, donde se vislumbran los altos riesgos que afrontan los protagonistas históricos de la grieta política contemporánea, lista que Macri lidera junto a la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Es cierto que la claudicación de Macri impactará de lleno en la tensa competencia entre la titular del PRO, Patricia Bullrich, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para convertirse en el candidato presidencial de la oposición. Pero el nuevo escenario resulta determinante para todos los socios de JPC y para alistar a la tropa en cada uno de los escalafones territoriales.

El expresidente apeló a esas circunstancias para darle sentido a su decisión. Rechazó los liderazgos “mesiánicos” y “paternalistas” porque, dijo, “desalentaron a los argentinos a asumir su propia responsabilidad en los cambios que querían para sus vidas”. Su observación es válida, a pesar de las contradicciones: sólo basta recordar las quejas de los referentes radicales por la falta de participación en la toma de decisiones durante el gobierno de Cambiemos.

En rigor, la jugada del fundador del PRO se ajusta a las primeras brisas del clima electoral que anticipan que su participación en la contienda podría ser contraproducente para una fuerza que corre con algo de ventaja, aunque aún no terminó de darle forma a su propuesta.

Macri quedó atrapado en los pecados de su presidencia y en el triste paradigma de la grieta, y es por ello que es uno de los dirigentes políticos con mayor nivel de rechazo: tiene una imagen negativa que oscila entre el 53,4% y el 71%, según la encuesta que se mire.

Incluso esa situación se produce ante un escenario donde los mismos informes señalan que la mayoría de los argentinos considera que se requieren cambios profundos para encauzar la economía y tranquilizar el curso de la vida pública.

La otra variable que miden las consultoras y que explica el corrimiento de Macri es la del potencial electoral. Los últimos relevamientos de mayor consulta entre los armadores, revelaron que entre el 51% y el 73% de la gente no volvería a votar por el ingeniero.

Los guarismos se asemejan a los de Cristina Kirchner, pero existe una diferencia crucial: la líder del kirchnerismo es todavía la más atractiva para el electorado peronista ante los malos resultados del gobierno de Alberto Fernández, mientras que Macri se convirtió en un obstáculo para el crecimiento de un JPC que debe adaptarse ante el fenómeno del crecimiento de los liberales, personificado por Javier Milei.