Viral: la increíble historia de un francés que se comió 18 bicicletas, 7 televisores y un avión

Michel Lotito es noticia por algo impensado y es que logró comerse varios metales sin que le afecten a su sistema. Una historia con la que todos están maravillados.

El hombre que comía bicicletas y aviones
El hombre que comía bicicletas y aviones Foto: google

Michel Lotito es un francés que tiene una alimentación bastante particular. En vez de comer una pizza o alguna de las exquisiteces de la pastelería francesa, se dedica a ingerir metales como bicicletas, televisores o hasta un avión. Su historia ya está en el Record Guinness.

Nadie podría creer que una persona podría ingerir metales sin que le pasara nada. Esa es la historia de este francés que dio la vuelta al mundo y se convirtió en una de las más extrañas. Su organismo le permitió comer todas estas piezas y salir ileso.

El hombre que comía bicicletas y aviones
El hombre que comía bicicletas y aviones Foto: google

Tal y como pudo recopilar Clarín, Michel Lotito nació un 15 de junio de 1950 en Grenoble, Francia, donde empezó a tener una fascinación por comer objetos raros a los nueve años. Uno de sus primeros “alimentos” fueron pedazos de vasos de vidrio rotos. Algo que no se le ocurriría a nadie.

Su madre, obviamente preocupada, lo llevó al médico y le diagnosticaron un trastorno alimenticio llamado “pica”. Además, le dijeron que su estómago tenía un revestimiento grueso y los intestinos le permitían comer estas piezas sin sufrir ningún tipo de daño. Así fue como empezó su aventura.

El hombre que comía bicicletas y aviones
El hombre que comía bicicletas y aviones Foto: Google

Michel Lotito y la vez que comió un avión

En 1978 empezó a masticar el avión biplaza y lo terminó en 1980 bocado por bocado. Anteriormente, se comió una avioneta Cessna 150 entera. Por su organismo pasaron 18 bicicletas, 15 carritos de supermercados, 7 televisores, 6 candelabros, dos camas, una computadora y hasta la avioneta.

A pesar de consumir todo esto, Lotito falleció en 2007 pero por causas naturales. Nada de lo que comía le hacía daño y así fue como tuvo una dieta bastante particular que nadie se atrevería a probar. Concluyeron en que los alimentos blandos le hacían mal a su organismo. Una cosa de locos.