Cuando cambiás una planta de lugar, lo primero es rociar sus hojas con un preparado “antiestrés” consistente en una aspirina disuelta en 8 litros de agua a temperatura ambiente; con el líquido que sobra, regá la tierra de esta y otras plantas. Una vez dentro del hogar, hay que evitar que estas especies sufran por falta de humedad ambiente; una buena estrategia es colocarlas a todas juntas y entre medio de ellas poner un plato hondo relleno de arena que luego regaremos (si ponemos agua sola podrían criarse mosquitos).
![Hands of a gardener in gloves plant a houseplant in a pot with soil, plant with garden tools. Gardening or planting concept.](https://viapais.com.ar/resizer/k_1Ma6iEM_hX5WFQrzKWyIhKPuM=/1023x680/smart/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/grupoclarin/MEYDENDBG5TGCMJYHEYGMMLFGE.jpg)
Además, siempre orientá las hojas de la planta hacia la misma dirección que tenían en el jardín. Es importante mejorar la luminosidad y esto se logra, en los primeros días, colocando papel metalizado o espejos detrás de las plantas para duplicar los reflejos. Por último, limpiá las hojas grandes cada tanto, con un paño húmedo, que esto las ayudará a asimilar mejor la luz.
![planta](https://viapais.com.ar/resizer/CMV2fYN_CYC4U-Q-m7qPBckVcO4=/1023x767/smart/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/grupoclarin/MJSTSOJZGM2TQMDCME4WKY3DGU.jpg)