Luego de pedir que no los separen, una pareja de cordobeses adoptó a seis hermanitos salteños

El sueño de Víctor y Jorge se pudo cumplir sin separar a los pequeños. Una vez que fueron oficialmente una familia, comenzaron un nuevo capítulo de sus vidas, pero esta vez todos juntos.

La pareja de cordobeses adoptó a seis hermanitos salteños.
La pareja de cordobeses adoptó a seis hermanitos salteños. Foto: Infobae

El deseo de dos cordobeses era ser padres, pero sabían que no sería fácil. Aún así, en 2021 Víctor y Jorge comenzaron los trámites de adopción, y dieron con seis hermanitos oriundos de Salta. Estos, sin embargo, estaban negados a ser separados, por lo que la pareja decidió acogerlos a todos.

Lo que parecía un sueño, lentamente comenzó a hacerse realidad. El 10 de septiembre del 2021 ambos tuvieron la entrevista de despeje, y a las dos semanas ya se encontraban viajando al norte del país para ver a sus futuros hijos.

Víctor Sajoza, de 52 años, es profesor de francés en la Universidad de Córdoba. Hace 22 años está de novio con Jorge Elías, un productor de seguros de 53 años. Siempre tuvieron la ilusión de ser padres, incluso antes de conocerse.

“Por medio de nuestros conocidos, amigos y clientes tuvimos la posibilidad de ver casos de adopción internacional, subrogación de vientre, pero para nosotros siempre tuvo más fuerza la idea de adoptar, porque hay muchos niños que están necesitando una familia”, relató el docente a través de su cuenta de Twitter.

Víctor y Jorge con sus seis hijos.
Víctor y Jorge con sus seis hijos. Foto: Infobae

La convocatoria de los hermanos se viralizó por las redes sociales hasta llegar a la televisión. Eran niños de entre 7 y 12 años, que estaban negados a separarse llegada la posibilidad de que adopten a alguno.

“Nosotros sabíamos que para que se llegue a esa instancia de convocatoria pública es porque estábamos ante las últimas cartas que se estaban jugando para poder respetar esa intención que tenían los chicos de permanecer juntos”, recordó Víctor, en diálogo con Infobae.

Luego de ver varias veces a estos chicos, no hicieron falta palabras, se limitaron a mirarse un par de veces. Hacía años se conocían y se entendían perfectamente; después de algunas ojeadas la decisión fue tomada.

El sueño de ser padres y la esperanza de unos hermanos de no separarse nunca

Víctor envió un mail para averiguar si la convocatoria continuaba abierta, pero con bajas expectativas pensando que posiblemente alguna otra familia había llegado antes. No obstante, su casilla en seguida recibió una respuesta, y dentro de ella, una buena noticia.

La convocatoria seguía abierta y estaban en condiciones de postularse. Debieron seguir con todos los pasos, como la inscripción en el Registro Único de Aspirantes a guarda con fines adoptivos (Ruaga) con quienes tuvieron la primera entrevista, justo el día de su cumpleaños.

Es la llamada “entrevista de despeje”, el primer acercamiento a la familia. Luego debieron comunicarse directamente desde Salta, hacer varios papeleos, algunos tests psicológicos y psiquiátricos. Llegó entonces el momento de viajar para Salya.

En el primer viaje debieron pasar por más tests, cuestionarios, y esperar a que la jueza eligiera cuál sería más conveniente para los hermanos salteños. Al siguiente viaje se llevaron una enorme sorpresa: en medio de una audiencia, les anunciaron que había comenzado el proceso de vinculación.

Un proceso de adopción con un final feliz para todos: cómo se conocieron

“Papás, ya los queremos conocer. Los queremos mucho, espero que estén bien”, así decían las cartas que los niños les enviaban, mostraban sus ansias por comenzar esta nueva historia con los cordobeses. Entonces llegó la tan esperada tarde, la cual tanto Víctor como Jorge recuerdan a la perfección.

“Salimos del Tribunal y fuimos al hogar donde estaban ellos”, comentó, y luego explicó que los pequeños se mantenían en una casa ya que si los llevaban a una institución debían separarlos.

Entonces, recordó con pura felicidad: “Ellos habían organizado esconderse en algún lugar para entrar de sorpresa para darnos la bienvenida. Y la verdad es que no pudieron hacer nada de eso, porque entre lo nerviosos y lo ansiosos que estaban, apenas nos vieron llegar empezaron a correr por la casa, por alrededor, a abrazarnos”.

Jorge y Víctor, la pareja cordobesa que adoptó a seis hermanitos salteños.
Jorge y Víctor, la pareja cordobesa que adoptó a seis hermanitos salteños. Foto: Infobae

Fue amor a primera vista, el nacimiento de una familia más grande. La mirada de los chicos evidenciaba nervios, temor y ansiedad, pero también felicidad, expectativas e ilusión. Todos querían que llegara el día en que se hiciera realidad.

Al principio los iban a buscar y pasaban el día juntos: iban a comer, a jugar a la plaza, a mirar la televisión. Charlaban y se conocían; se preguntaban sobre lo que más le gustaba a cada uno, y se preparaban para un nuevo comienzo.

“El primer día los chiquitines nos preguntaron si ya nos podían decir papá y nosotros les respondimos ‘eso lo definen ustedes y obviamente que cuando ustedes quieran, nos llaman así y listo”, señaló Víctor. No obstante, los mayores de los hermanos opinaron que lo mejor era no apurarse.

Ahora bien, sus planes no salieron muy bien, pues horas más tarde, justamente a uno de los más grandes se le escapó decir “papá”. Para cuando esa palabra no fue más un descuido, sino algo intencional, estos padres no pudieron evitar las lágrimas.

Jorge y Víctor, la pareja cordobesa que adoptó a seis hermanitos salteños.
Jorge y Víctor, la pareja cordobesa que adoptó a seis hermanitos salteños. Foto: Infobae

Volvían a sus casas emocionados, relajados, esperanzados y llenos de amor. Sólo podían pensar en sus futuros hijos: eran cuatro varones y dos nenas, y de los chicos, dos eran gemelos. Día tras días habían nuevos cambios, entre ellos también materiales: debieron agrandar su casa.

Un 17 de diciembre los pasaron a buscar para comenzar a familiarizarse con el hogar de los cordobeses. Obviamente habían travesuras, charlas, adaptación, retos. Eran 8 personas conviviendo en un domicilio.

Para junio del 2021 estaban más lejos que nunca de ser desconocidos. Tuvieron la última reunión de despeje, y volvieron a estar una vez más frente a la jueza, quien les preguntó: ¿Ratifican su decisión de adoptar a estos niños?

“Con los ojos inundados de lágrimas solo pudimos asentir con la cabeza, ya éramos familia, estábamos frente a un último paso legal pero nadie podía desconocer que la familia Elías Sajoza ya estaba transitando su nueva vida”, recordó el profesor.

Adopción: un cambio rotundo y una familia más grande

Antes de ser padres, sus tiempos libres eran destinados a viajes, actividades recreativas, a vivir experiencias juntos. Cuando finalmente adoptaron a los salteños, eso cambió y sus calendarios se llenaron de las actividades escolares, extracurriculares, cumpleaños y demás.

Fútbol, pintura artística, aikido, cerámica, 10 grupos de WhatsApp de padres distintos. Muchos les preguntan cómo se las ingenian para poder hacer todo, y es que al principio fue difícil.

No obstante, con mucho esfuerzo se fueron acoplando todos con todos. Cada noche los niños tienen su beso de buenas noches (algunos quieren más de uno, y otros quieren que sus peluches también los reciban), y por las mañanas una rutina intensa pero ya más coordinada.

Sajoza insiste en que la adopción es un camino que hay que seguir: “Hay una gran diversidad de tipos de familias que están llevando adelante procesos de adopción, y en todos los casos no fue el tipo familiar lo que determinó que esa persona o esas parejas pudieran empezarlo, sino el espacio de contención y de desarrollo que los jueces consideran posibles y necesarios para estos chicos, que están empezando estas partes de sus vidas”.