Consecuencias de la pandemia: hubo más casos de ansiedad y depresión en donde el confinamiento fue mayor

Los datos se desprenden de un informe global. Los trastornos psicológicos aumentaron en aquellas zonas de aislamiento más prolongado.

La pandemia y el confinamiento tuvieron gran impacto en la salud mental.
La pandemia y el confinamiento tuvieron gran impacto en la salud mental. Foto: LVI

Argentina participó de un estudio internacional que evaluó el impacto del confinamiento en la salud mental de las personas. A partir de los resultados, se concluyó que tanto la ansiedad, como la depresión y los pensamientos suicidas aumentaron en forma lineal según el grado de confinamiento de cada región.

En representación de la Asociación Argentina de Psiquiatras estuvo el médico Ricardo Corral, quien comentó que el estudio “corroboró” algo que los especialistas, por su trabajo cotidiano, ya venían observando: cómo impactó emocionalmente la pandemia y la cuarentena en las personas.

Las personas con baja capacidad de adaptabilidad se vieron más afectadas.
Las personas con baja capacidad de adaptabilidad se vieron más afectadas.

La investigación, que fue publicada en la revista Science, analizó “el efecto de los diferentes grados de encierro y el género autoidentificado sobre la ansiedad, la depresión y las tendencias suicidas durante la pandemia de Covid-19″ con cifras del “estudio internacional COMET-G”. Para el estudio se relevaron datos de 55.589 participantes de 40 países (64,85% mujeres; 34,05% hombres y 1,11% de género no binario).

Los investigadores preguntaron a las personas acerca de situaciones que iban “desde la simple ansiedad, hasta la probable depresión y tendencias suicidas a través de la angustia” durante el confinamiento.

“Aunque probablemente era la más eficaz de todas las medidas para controlar la pandemia, podría tener un efecto adverso en la salud mental de la población a gran escala”, resaltaron los autores.

Corral señaló a “la ansiedad, el aumento del desgano, la tristeza, la sensación de decaimiento y, además la alteración del sueño, el insomnio” como los principales indicadores del malestar. “Esto fundamentalmente fue dado por el cambio de las rutinas, cada uno con su actividad, el trabajo, el estudio de los chicos”, dijo.

“Los confinamientos desencadenaron sentimientos de soledad, irritabilidad, inquietud y nerviosismo en la población general”, subraya el estudio.

En cuanto a las situaciones más graves, los factores de depresión, ansiedad y suicidialidad fueron aumentados significativamente por el encierro. “Aunque no existen evaluaciones confiables de casos clínicos de depresión, se informa que la sintomatología ansiosa y depresiva aumenta con un 30-50% de sujetos que experimentan elevaciones significativas de ese malestar”, dijeron los autores.

Además, aunque se detectó un aumento durante el confinamientoe de pensamientos suicidas, el riesgo se eleva “sólo en presencia de antecedentes graves de trastornos mentales y tendencias suicidas” previas a la pandemia.

Corral ratificó que “aumentaron los tres factores mencionados” y precisó que hubo una gran cantidad de respuestas positivas en torno de las “alteraciones del sueño; ansiedad y preocupación y desánimo”, pero aclaró en cuanto a la depresión que no apareció tanto “como enfermedad sino como sensaciones de tristeza”.

Cómo afectó el confinamiento por sexo y edad

Para los investigadores, las restricciones pueden calificarse como “catástrofe” y señalaron que todas las personas reaccionan de manera distinta. “En quienes cuentan con menores capacidades adaptativas tiene más impacto”, interpretó el psiquiatra argentino. “Cuando hay situaciones sociales de alto impacto como una guerra o, como en este caso, una pandemia, las personas reciben un extra de lo habitual de la vida cotidiana”, dijo.

Las mujeres resultaron ser “más susceptibles al desarrollo de depresión y los hombres al desarrollo de ansiedad. Por su lado, el género no binario no se vio afectado por el encierro, aunque los índices de salud mental de referencia fueron sustancialmente peores en comparación con hombres y mujeres.

La depresión aumentó en donde el confinamiento fue mayor.
La depresión aumentó en donde el confinamiento fue mayor.

Asimismo, señalaron que “la presencia de niños protege del desarrollo de ansiedad, disforia (tristeza, estado de ánimo depresivo, irritabilidad) y tendencias suicidas pero no del desarrollo de depresión clínica; mientras que tener una familia aumenta la ansiedad basal, pero protege del aumento de ansiedad, depresión y tendencias suicidas”.

En cuanto a edades, los más jóvenes presentaron “un factor de riesgo para la depresión y las tendencias suicidas, pero la edad avanzada como factor de riesgo para el desarrollo de la ansiedad”.

En resumen: “Las mujeres corren un mayor riesgo, al igual que las personas más jóvenes que viven solas y las familias sin hijos en ver alterada su salud mental”.

Tanto para hombres como para mujeres, el riesgo de desarrollar depresión clínica aumentó “significativamente con todos y cada uno de los niveles de aumento del grado de bloqueo”. En tanto, “la tasa más baja de depresión probable es para sujetos sin antecedentes de salud mental y sin ningún confinamiento (7,40%) y aumenta al 50,79% para sujetos con antecedentes de salud mental y antecedentes de autolesiones e intentos de suicidio en confinamiento total”.

Por último desde el estudio se indica que “con el fin de los confinamientos, la mitad de aquellas personas que antes no tenían antecedentes de salud mental, la sintomatología ansiosa y depresiva se recuperó rápidamente, pero en una proporción significativa persistió”.