Salud infantil: 4 consejos para que tu hijo no haga pis en la cama y pueda dormir sin interrupciones

La enuresis puede afectar tanto a niños como a adolescentes. Una guía con consejos a tener en cuenta.

Salud infantil: 4 consejos para que tu hijo no moje la cama y pueda dormir sin interrupciones
Salud infantil: 4 consejos para que tu hijo no moje la cama y pueda dormir sin interrupciones Foto: Freepik

“Mojar la cama” es una experiencia común en la infancia, que afecta entre el 15% y el 20% de los niños mayores de 5 años. Esta condición, conocida como enuresis, implica una incontinencia urinaria nocturna que puede tener un impacto significativo en la autoestima y el bienestar emocional de los niños.

Causas y consecuencias de la Enuresis

Las causas de la enuresis son multifactoriales e incluyen poliuria nocturna, trastornos funcionales de la vejiga, alteraciones en los patrones de sueño y factores emocionales y hereditarios. Aunque la mayoría de los niños superan la enuresis de forma espontánea, con una resolución anual del 15% a partir de los 6 años, una proporción significativa continúa presentando síntomas en la adolescencia y, en algunos casos, en la adultez.

La enuresis es una condición que puede afectar la salud mental de los más chicos.
La enuresis es una condición que puede afectar la salud mental de los más chicos. Foto: WEB

La enuresis no tratada puede tener un impacto psicológico considerable, incluyendo estrés, baja autoestima y problemas de socialización, lo que subraya la importancia de un manejo proactivo.

Cómo abordar esta situación

La Dra. Edurne Ormaechea, Uróloga Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires, destaca la importancia de las conductas generales iniciales, que son más efectivas que las conductas no activas. Aunque estas medidas no resolverán la enuresis de manera aislada, sí ayudan a mejorar las condiciones generales y la efectividad de las terapias específicas. Las siguientes son algunas recomendaciones iniciales:

  • Restricción de líquidos: Reducir la ingesta de líquidos antes de dormir.
  • Rutina de baño: Asegurar que el niño orine antes de acostarse.
  • Protección de colchones: Usar cubiertas impermeables para proteger la cama.
  • Reforzamiento positivo: Alentar al niño con recompensas por noches secas.
  • Registro de micciones: Mantener un calendario miccional para monitorear patrones de orina.

Consultar a un especialista es crucial para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Los primeros puntos de contacto pueden ser pediatras, nefrólogos o urólogos pediátricos. Estos profesionales deben realizar una evaluación inicial que incluya un historial médico detallado y, en algunos casos, referir una revisión psicológica.

Los padres deben preparar información sobre los hábitos urinarios del niño y cualquier síntoma adicional antes de la consulta. Contar con una cartilla miccional de frecuencia/volumen es recomendable ya que provee datos objetivos sobre la micción y detecta aquellos niños que requieren una evaluación más exhaustiva.

Orinarse en la cama no es algo que su hijo pueda controlar. Por eso es clave no avergonzar ni castigar al niño por estos accidentes, sino ponerse en contacto con su médico para encontrar la causa del mismo.
Orinarse en la cama no es algo que su hijo pueda controlar. Por eso es clave no avergonzar ni castigar al niño por estos accidentes, sino ponerse en contacto con su médico para encontrar la causa del mismo.

Existen varios tratamientos médicos eficaces para la enuresis. La opción farmacológica es una primera línea de tratamiento, con medicamentos que reducen la producción de orina durante la noche y aumentan la capacidad de la vejiga, reduciendo las contracciones involuntarias. Las alarmas de enuresis son dispositivos que entrenan al niño a despertar al comenzar a mojarse y a inhibir su micción.

Aproximadamente el 20-30% de los niños con enuresis presentan trastornos de conducta, lo que justifica la necesidad de un equipo de salud multidisciplinario que incluya la atención de psicólogos o psiquiatras infantiles. Este enfoque no solo facilita un manejo más completo de la condición, sino que también mejora significativamente la calidad de vida del niño y su familia.