Anunciaron cierre de un museo paleontológico de Bariloche

"Parecen marcianos en lugar de argentinos cuidando el patrimonio", sostuvo el fundador del museo en relación a la actitud del Municipio.

Museo de Bariloche (Alfredo Leiva).
Museo de Bariloche (Alfredo Leiva).

Un tradicional museo de San Carlos de Bariloche cerrará sus puertas en los próximos días en medio de una polémica entre sus administradores y el Municipio local porque los funcionarios le exigen una habilitación comercial a pesar de que el pago de la entrada es opcional y restringida a "quienes pueden cancelarla", indicó el fundador del establecimiento Rodolfo Corsolini.

El Museo Geológico y Paleontológico "Dr. Rosendo Pascual", que funciona desde hace 23 años en el barrio Los Coihues, junto al lago Gutiérrez, a 10 kilómetros de Bariloche, bajará sus persianas el 1 de marzo, aseguró Corsolini en diálogo con Télam.

De todas formas, Corsolini reveló que estaba "en conversaciones con gente de Malaga y Murcia que están interesados en mi experiencia y quieren conocer el patrimonio del museo".

"Yo estoy abierto a los lugares donde les importe mi trabajo y lo que hemos hecho, veremos qué pasa", señaló el investigador que analiza la posiblidad de desarrollar su actividad en esas ciudades de España donde hay instituciones culturales están interesadas en exhibir su abundante colección.

El prestigioso espacio cultural, que alberga en cinco salas 6.000 piezas minerales y más de 7.000 fósiles de millones de años de antigüedad, funciona como una extensión de la fundación que lleva el mismo nombre del museo y, según sus directivos, "no tiene ningún propósito comercial".

El museo cada año es visitado por unas mil personas aunque solo este verano se acercaron unas 300.

"Me niego a iniciar el trámite comercial simplemente porque ellos lo indican, aún sabiendo que este es un centro cultural y que aquí paga el que puede y que está claro que el museo no comercia con su patrimonio", agregó Corsolini.

Y, subrayó: "Lamentablemente prefiero cerrar porque siento que me persiguen, que no alientan lo que hago, todo lo contrario, parecen marcianos en lugar de argentinos cuidando el patrimonio".

A lo largo de un cuarto de siglo, Corsolini y su hijo, biólogo y paleontólogo, Julián Corsolini, junto a otros colaboradores, realizaron diversos hallazgos que resultaron destacados por la comunidad científica internacional.

Fuentes del Municipio explicaron a Télam que la discusión es "estrictamente administrativa" y que una vez superados los trámites no habrá problemas para que el museo continúe funcionando "en regla".

"No negamos la calidad y el prestigio de lo que poseen pero es un comercio y debe cumplir con los protocolos de seguridad como salidas de emergencia, una adecuada instalación eléctrica, extintores, baños para discapacitados", indicó el informante.

El especialista apuntó que, salvo el baño para discapacitado, toda esta normativa ya fue implementada pero que su propósito es que el espacio sea tratado como un museo y no como un comercio.

En 1998, los Corsolini descubrieron el Ammonite más grande del continente americano y el segundo del planeta, con una antigüedad de 170 millones de años. Padre e hijo han trabajado en cooperación con expertos del Museo de Milán y de la Universidad de Kent, Ohio, Estados Unidos, entre otras instituciones destacadas.

Algunos de sus hallazgos fueron anunciados en el Journal of Paleontology, en tanto que también se presentaron en el II Simposio sobre el Mesozoico y Cenozoico. Hoy integran la prestigiosa Red Iberoamericana de Patrimonio Cultural, con sede en España.

Entre sus paredes se resguardan vertebrados marinos de 500 millones de años, numerosa palioflora, vertebrados mamíferos correspondientes al periodo Terciario y una colección de aves patagónicas embalsamadas.