El abuelo de Blas Correas, Miguel Laciar, recordó cómo era el vínculo con su nieto

Relató las actividades que hacían juntos y el crecimiento de la pasión por Belgrano.

El abuelo de Blas expresó todo su dolor por lo ocurrido. (Facundo Luque/Archivo)
El abuelo de Blas expresó todo su dolor por lo ocurrido. (Facundo Luque/Archivo)

Este jueves siguen las audiencias en el marco del juicio por el crimen de Valentino Blas Correas. En la previa de las declaraciones de los citados, Miguel Laciar, abuelo del adolescente asesinado por la Policía de Córdoba, contó que tenía “un afecto especial” con su nieto.

El padre de Soledad Laciar hizo referencia a cómo era la relación con sus dos nietos antes de la fatídica madrugada del 6 de agosto de 2020: “Juanse y Blas fueron los hijos varones que no pude tener”. Es que, el hombre tuvo tres hijas y una de ellas falleció cuando era una bebé.

“Teníamos un afecto especial por múltiples razones: vivían mucho en mi casa y pasábamos mucho tiempo juntos. Los llevaba a la escuela, al gimnasio y varías actividades que eran cerca”, relató Miguel en referencia a su hogar.

La pasión de Valentino Blas Correas por Belgrano

Más adelante, el sujeto se refirió a la pasión por Belgrano que también los unía. “Íbamos a los partidos, entrenamientos, inferiores y de a poco nos metimos en el mundo celeste”, contó. Y agregó que a partir de allí, “Blas estaba más cerca mío y empezó a vivir a mi lado prácticamente”.

El carné de Valentino Blas Correas de Socio eterno.
El carné de Valentino Blas Correas de Socio eterno.

El silencio de Miguel Laciar y el video del crimen

El abuelo explicó en diálogo con Mitre que no habló antes porque fueron dos años de sufrimiento constante y el ser una figura reconocida podría haber generado una tergiversación de sus declaraciones. Ante esta situación, pensó “voy a ir a la Justicia a hablar cuando haga falta”.

Sobre el video que se dio a conocer en los últimos días, reveló: “En dos años de sufrimiento eterno, yo no podía creer que pasen ese video donde nadie lo atendía y nadie miraba a nadie“. Concluyó con que “cada día se conoce algo nuevo”.